Artículo de investigación
Comportamiento de perros guía y de
compañía en una prueba conductual especializada
Behavior of guide and companion dogs in
a specialized behavioral test
1Enrique De la
Fuente-Moreno, 2*Pedro Paredes Ramos, 2Apolo
Carrasco-García, 2Bertha Hernández-Cruz, 3 Mayvi Alvarado, 4Claudia Edwards.
1 Doctorado en
Neuroetología, Universidad Veracruzana. 2 Facultad de Medicina
Veterinaria y Zootecnia, Universidad Veracruzana. 3 Instituto de
Neuroetología, Universidad Veracruzana. 4 Facultad de Medicina
Veterinaria y Zootecnia, Universidad Nacional Autónoma de México.
Correspondencia
*Pedro Paredes-Ramos. Facultad de Medicina Veterinaria y
Zootecnia, Universidad veracruzana. Miguel angel de Queveedo esquina Yañez s/n,
Col. Unidad Veracruzana 91860. Veracruz, Ver. pparedes@uv.mx
DOI: https://doi.org/10.25009/eb.v14i34.2618
Recibido:
23 de febrero, 2023 | Aceptado: 12 de mayo, 2023
Resumen
Los perros (Canis
familiaris) desarrollan múltiples actividades en beneficio de las personas
y de la sociedad humana. Un ejemplo, es la actividad de los perros guía, la
cual consiste en facilitar el traslado e independencia de una persona con
discapacidad visual. Un reto al que se enfrenta el entrenamiento de perros
guías es la baja tasa de éxito que oscila entre el 30 y 50 %. La prueba GDBART
(por sus siglas en inglés), es una evaluación de respuestas (frecuencia,
duración y latencia) de comportamiento, utilizada en escuelas de perros guías
para seleccionar individuos con el potencial para esa actividad. El objetivo de
este estudio fue determinar si dicha prueba puede identificar diferencias
significativas en el desempeño de perros que trabajan como guía, comparado con
perros que no aprobaron el programa de entrenamiento especializado y que actualmente
viven como animales de compañía. Utilizamos 12 perros guía y 12 perros de
compañía previamente rechazados del programa para evaluar la prueba GDBART. Los
resultados mostraron que los perros guía mostraron una menor latencia a morder
o tocar un objeto novedoso (juguete) p< 0.01, y una mayor frecuencia de
sacudidas durante el transcurso de la prueba, p< 0.05, comparado con los
perros del otro grupo. No obstante, no se encontraron diferencias
significativas en las 28 pruebas restantes que considera GDBART. Esto sugiere
que la prueba tiene una baja sensibilidad para identificar diferencias entre
perros guía y perros de compañía. Las potenciales
causas e implicaciones de los resultados se discuten en
el texto.
Palabras clave: comportamiento, entrenamiento animal, etología, perros compañía,
perros guía.
Abstract
Dogs
(Canis familiaris)
carry out multiple activities for the benefit of people and human society.
Guide dogs facilitate the independence and mobilization of people with visual
disabilities. Unfortunately, the success rate for guide dog training is less
than 50%. The Guide Dog Behavioral Response Assessment Test (GDBART) is a
specialized test that involves exposing dogs to various stimuli, such as a
vacuum cleaner, a fan, loud noises, and novel objects, such as animated stuffed
animals, in a particular order. In this paper, we compare the behavior of guide
dogs and dogs that have failed the guide dog training program and are currently
living as companion animals. We used 12 guide dogs and 12 companion dogs
previously rejected from the program to evaluate the GDBART. The results showed
that the guide dogs showed a lower latency to bite or touch a toy, p < 0.01,
and a higher frequency of shaking during the test, p < 0.05, compared to the
companion dogs. However, no significant differences were found in the remaining
28 test items. It suggests that GDBART has low sensitivity to identify
differences between guide dogs and companion dogs. Potential causes and implications
of the results are discussed.
Keywords: ASD,
antipsychotics, risperidone, aripiprazole, treatment.
1. Introducción
El
perro fue la primera especie animal domesticada y desde entonces sus
características fisiológicas y conductuales han sido bien aprovechadas por los
humanos.1 Hoy en día los perros siguen
realizando múltiples funciones y actividades en beneficio de los humanos,
ejemplo de estos son: el arreo de ganado, la detección de sustancias y como
guías para personas ciegas o con debilidad visual.2
A pesar del conocimiento actual sobre
genética, reproducción y etología, las escuelas de entrenamiento de perros guía
reportan una tasa de éxito de perros graduados por debajo del 30-50%.3 Se piensa que los principales
problemas asociados son los problemas de comportamiento, con un porcentaje a
nivel mundial de entre el 65.5 y el 77.3%.4-6 Esto representa una importante pérdida económica
para las escuelas de perros guía por concepto de crianza, manutención, medicina
preventiva, entre otros.3
Con la intención de mejorar las tasas de
éxito, la mayoría de las escuelas de perros guías en el mundo utilizan pruebas,
encuestas y estimulación temprana, para seleccionar a los individuos con mayor
potencial de lograr la formación como perro guía. Por ejemplo, en un estudio
donde se comparó el comportamiento de 587 cachorros de entre 6-8 semanas de
edad en un circuito donde los sujetos eran expuestos a 8 estímulos como ruido,
caricias, una ardilla, una rampa, entre otras. Se encontró que la forma en que
los cachorros respondían a cinco de los ocho estímulos, así como, la raza y el
tipo de crianza tuvo una alta correlación con el éxito de los perros como guía
cuando fueron adultos.7
Asimismo, en perros adultos, se ha
observado que factores como el temperamento equilibrado, la respuesta al ruido,
el nivel de actividad y vigilancia, e indicadores fisiológicos como los niveles
de inmunoglobulina A en saliva, se asocian positivamente con los perros que
trabajan como perros guía, comparado con perros que actúan solo como animales
de compañía.8
Además, se ha identificado una relación
entre el hemisferio dominante de los perros y su comportamiento emocional.9-11
Mientras que el hemisferio derecho está asociado con
el temor, y se manifiesta por la retirada o huida ante situaciones u objetos
novedosos, el hemisferio izquierdo parece inhibir el miedo, y se asocia con la
exploración y el abordaje de objetos novedosos y entornos desconocidos.
Siguiendo esta lógica, en un estudio se evaluó la lateralización locomotora de
114 perros candidatos a perros guía, y se observó que los perros diestros
(aquellos perros que tomaron un objeto con la pata derecha), los que mostraron
lateralidad en una prueba de salto, y los que presentaron remolinos de pelos en
el tórax en contra de las manecillas del reloj tuvieron un mayor porcentaje de
éxito para graduarse como perros guía, comparado con una lateralización y
respuestas opuestas.3 Esto sugiere una relación entre
determinados rasgos y aptitudes que debe poseer un perro para desempeñarse como
perro guía, y por lo tanto dichas características pueden ser utilizadas como
criterio de selección y predictor de éxito en los perros que logren graduarse
del entrenamiento como perro guía para personas ciegas.
De manera anecdótica, algunas escuelas para
perros guía de los Estados Unidos, reportan utilizar una batería de pruebas
conductuales denominada GDBART (por sus siglas en inglés) para seleccionar
perros guía o como reproductores (foro internacional de desarrollo de perros
guía, Brasil 2018). La prueba GDBART fue desarrollada por Paul Adrian del “Guide Dogs New South Wales”, Australia,
y modificada posteriormente por un grupo internacional de organizaciones de
perros guía (Jane Russenberger, BS Guiding Eyes for
the Blind Yorktown Heights, NY USA). De acuerdo con la Escuela para
entrenamiento de perros guía “Guiding Eyes for the
Blind”, en Nueva York, GDBART tiene una alta eficacia
para identificar características deseadas en los perros que terminan con éxito
el programa de entrenamiento especializado para guías. Además, es una prueba
rápida (15 minutos aproximadamente por perro), económica, y no requiere de
ningún aparato o instrumento especializado. En general consiste en un circuito
en el que un perro es expuesto de forma individual a una serie de estímulos y
condiciones, y de acuerdo con su respuesta recibe una puntuación del 1 al 5. Si
bien, dicha prueba parece ser funcional, a nuestro conocimiento no existen
estudios controlados que reporten su tasa de éxito, o las características que
debe poseer un perro para ser un candidato ideal para el entrenamiento de perro
guía o como futuro reproductor. En este estudio, adaptamos la prueba GDBART a
términos cuantificables (frecuencia, duración y latencia en segundos), para
evaluar la respuesta de perros que actualmente trabajan como guías, en
comparación con aquellos que no lograron graduarse del entrenamiento
especializado, y que viven como animales de compañía.
2. Materiales y métodos
2.1. Ubicación
El estudio se realizó en las instalaciones de la
Escuela para Entrenamiento de Perros Guía (EEPG) IAP de la Ciudad de México,
localizada en Canal Nacional 1075 Colonia Villa Quietud, Coyoacán, código
postal 04960, Ciudad de México (http://www.perrosguia.org.mx/).
2.2. Animales
Se utilizaron 24 perros de raza Labrador o Golden Retriever que fueron donados por criaderos o personas
particulares a los 2 meses de edad, o bien, que nacieron como resultado del
programa de pie de cría de la EEPG. A partir de los 2 meses de edad, los
cachorros fueron dados a familias temporales, con la intención de desarrollarse
durante su primer año de vida. La función de la familia fue llenar de
experiencias positivas a los cachorros prospectos para ser perros guía. El
alimento fue croqueta especializada asignada por la EEPG, en tres raciones al
día. Los juguetes con los cuales se le permitió jugar fueron los tipos Kong®
que no fueran de hilo ni de cuerda. Durante el primer año de vida los cachorros
se mantuvieron en supervisión constante, acudiendo puntuales a revisiones
médicas periódicas de rutina o antes si sus familias adoptivas notaban signos
de enfermedad. Se permitió que las familias experimentaran la crianza de los
cachorros de la forma más natural y positivo posibles. Las familias adoptivas
podían consultar al entrenador o a los médicos veterinarios sin costo alguno,
en cualquier momento en caso de observar algo anormal en el cachorro.
Al año de edad, los perros regresaron a la EEPG y
comenzaron con el protocolo de selección y entrenamiento. El primer filtro fue
la parte médica, donde posterior a la esterilizaron, se realizó una placa
radiográfica de cadera a cada prospecto para diagnosticar o descartar
displasia, los perros con un grado moderado o severo de dicha condición fueron
dados de baja.
Los animales que continuaron en el programa de
guías, iniciaron el entrenamiento básico, en el que aprendieron comandos como:
venir, sentado, echado, quieto y caminar junto al entrenador. Durante esta
etapa, los perros vivieron en las instalaciones de la EEPG en perreras de malla
ciclónica de 3 metros de largo × 1.6 metros de ancho divididas en una parte
cerrada denominada dormitorio y una parte abierta llamada asoleadero.
Los perros comían 2 veces al día; a las 8 am y 3 pm, alimento pellets Royal Canin ® especializado para Labrador o Golden Retriever según fuera el caso, tuvieron agua a libre acceso
mediante un mecanismo de chupón que era activado con su lengua al beber. Una
persona fue responsable de mantener limpia el área y los sacaba a orinar y
defecar en un horario de 7 am, 2 pm y 7 pm en un espacio con jardín y pasto
dentro de las instalaciones de la EEPG. El servicio médico veterinario estuvo
24 h para los perros de la institución, con baños y revisiones de peso y estado
de salud mensuales. Si durante esta etapa de entrenamiento básico el entrenador
notaba miedo, ansiedad, agresividad o apatía de los prospectos a perros guía,
estos se daban de baja, no pasaban a la siguiente fase de entrenamiento y eran
dados en adopción definitiva para vivir como animales de compañía. Por su
parte, los perros que acreditaban el entrenamiento básico y no mostraban
señales exageradas de miedo, agresión o ansiedad, comenzaban el entrenamiento
especializado, en el que aprendían a esquivar obstáculos, guiar, viajar en
trasporte público, permanecer en espacios cerrados, colocarse al costado de su
usuario (persona ciega o de baja visión), entre otros. Durante este periodo,
los perros se mantuvieron en la institución con la misma rutina.
2.3. Instalaciones
Las pruebas GDBART se realizaron en una habitación
dentro de las instalaciones de la EEPG, con dimensiones de 10 m de largo × 8 m
de ancho, con pisos de azulejo. La puerta principal estaba hecha de madera, es
de dos hojas, situada al norte de la habitación. En la pared noreste se
encontraba una ventana de 1.50 m de largo × 1.20 m de ancho, con vidrio
esmerilado fijo. En sentido opuesto, se encontraban 2 ventanas de 1.45 m × 1.15
m, y entre ellas una puerta de 2.35 m de alto × 0.85 m de ancho. En la pared
noroeste había una mesa de 1.52 m de alto × 0.51 m de alto, y sobre la mesa
había un televisor pantalla plana de 38 pulgadas.
Dentro de la habitación se encontraban los
siguientes materiales:
1. Tapete
texturizado de plástico.
2. Tarima
de madera de 0.96m × 0.98m.
3. Pasillo
de 60 cm de ancho.
4. Silla
de madera con 2 juguetes, una pelota de plástico y un muñeco de peluche.
5. 1
aspiradora.
6. Pieza
de plástico de 0.65m de ancho × 0.68m largo.
7. Un
bote de basura de plástico de 20 cm de alto y un diámetro de 12 cm.
8. Un
ventilador.
9. Una
figura de 25 cm de alto con forma de búho.
10. Una
mesa de madera de 50 cm de alto, con tapete antiderrapante
sobre ella.
Cada uno de los objetos se distribuyó de la
siguiente manera dentro de la habitación (Figura 1).
Adicionalmente, se utilizaron los siguientes objetos
que, aunque no estaban en el cuarto, se usaron durante la realización de la
prueba:
1.Un palo de madera de 2 cm de diámetro × 60 cm de
largo, con un lazo amarrado a la punta y en el extremo opuesto posee un muñeco
de peluche redondo, 2. Figura de plástico con luz y movimiento, controlado a
distancia, con forma de un dinosaurio, de 20 cm de alto, 3. Un juguete Kong®
mediano con croquetas adentro, 4. Una caja de latón de 25 cm × 35 cm × 10 cm,
con una cadena de acero inoxidable de 40 cm adentro, 5. Un Paraguas de 80 cm de
largo, color negro con mango de plástico.
Figura 1. Distribución de los materiales dentro del circuito GDBART.
3. Procedimiento
El manejador entró al cuarto con el perro sujeto con
una correa de 1.20 m de largo. Dentro del cuarto, el manejador soltó al perro y
lo dejó libre durante 60 segundos. Posteriormente, el manejador volvió a
sujetar al perro con la correa, y pidió que se sentara, después se movió 6
pasos a un costado y volvió a pedir el comando. Caminó con el perro sujeto con
la correa, colocándolo enfrente de la figura de 25 cm, permaneciendo ahí
durante 30 segundos. Terminando el tiempo, el manejador y el perro caminaron hacia
la pieza de plástico intentando que el perro caminara por encima de ella.
Después, el manejador y el perro se trasladaron hacia un lado del cuarto,
mientras que repentinamente, un ayudante fuera del circuito abrió un paraguas
frente a ellos, que posteriormente colocó en el piso, en ese momento el
manejador soltó al perro de la correa dejándolo libre durante 60 segundos.
Posteriormente, el manejador sujetó al perro con la correa y caminaron dos
veces sobre el pasillo de 60 cm. Después, manejador y perro, avanzaron hacia la
tarima de plástico, buscando que el perro a evaluar pasara sobre ella, este
procedimiento se realizó 2 veces. Posteriormente, el manejador y el perro
caminaron frente a la aspiradora, el manejador soltó al perro, y prendió la
aspiradora durante 60 segundos. Después, manejador y perro avanzaron a la pared
noreste y se mantuvieron ahí mientras el ayudante tomaba la caja de latón con
la correa de acero adentro, la agitó y tiró al suelo. Una vez hecho esto el
manejador soltó al perro a evaluar durante 60 segundos. Después, aún suelto el
perro, el manejador le dio el juguete Kong® mediano con 6 croquetas Royal Canin® labrador adulto adentro, durante 60 segundos.
Pasando el tiempo, le quitó el juguete, y sin correa, el manejador le pidió al
perro que pasara sobre el tapete de plástico y la tarima, esto se repitió 2
veces. En seguida, el manejador sujetó al perro con la correa, y caminó hacia
la pared noreste del cuarto, frente a ellos, el ayudante entró al cuarto con un
perro diferente, el cual pasó dos veces frente al perro en evaluación por
afuera del circuito y separados por una malla de metal de 1.55 m de largo y 84
cm de alto, después, el ayudante y el perro estímulo se quedaron quietos, en
ese momento, el manejador soltó al perro a evaluar durante 60 segundos. Pasando
el tiempo, el manejador con el perro sin correa, puso un juguete de plástico en
forma de dinosaurio color amarillo con luz, sonido y movimiento a control
remoto en el piso del cuarto, ya en el piso, el juguete con música se movió de
un lado a otro, cuando se detuvo el juguete, se contaron 60 segundos.
Posteriormente, el perro fue sujetado con la correa, y el manejador lo llevó a
la mesa que se encontraba en el centro del cuarto donde le ordenó que subiera,
si el perro no subía, el manejador lo cargaba y lo ponía sobre la mesa. Cuando
el perro a evaluar estuvo sobre la mesa, entró el ayudante y tocó al perro en
la boca, mejillas, orejas, miembros posteriores, dorso, miembros anteriores en
silencio, y posteriormente salió del cuarto. Entonces el manejador le pidió al
perro que bajara de la mesa, si no hacía, el manejador cargó al perro y lo puso
sobre el piso. Con la correa puesta, el manejador caminó hacia el ayudante que
tenía en su mano, una vara con un hilo sujeto a un peluche esférico. El
ayudante giró sobre la vara el juguete frente al perro intentando que el perro
jugara con él durante 60 segundos. Después, el perro fue equipado con un arnés
guía y caminó con el manejador alrededor de la mesa por dos vueltas, luego tomó
el bastón blanco y dio otras dos vueltas alrededor de la mesa. Después, se
retiró el arnés, y se le pidió al perro que se sentara del lado opuesto a la
puerta principal mirando hacia ella con la correa puesta. En ese momento entró
el ayudante vistiendo una sudadera con capucha y listones, el ayudante se
posicionó 2 metros en frente de la puerta principal y delante del perro. Una
vez quieta la persona, se soltó al perro durante 60 segundos. Terminando el
circuito se sujetó al perro a evaluar y se regresó a su alojamiento.
3.1. Conductas evaluadas y análisis estadístico
Se verificó la normalidad de los datos utilizando la
prueba de Kolmogorov-Smirnov. Dado que no se cumplió
con los supuestos, se realizó la prueba no paramétrica de U de Mann-Whitney
para identificar las diferencias en los siguientes comportamientos durante la
prueba:
1. Latencia
para sentarse o acostarse (tocar con tórax o tren posterior el suelo).
2. Frecuencia
de objetos que toca con su boca/nariz.
3. Frecuencia
con que obedece la orden (toca en tren posterior el suelo).
4. Frecuencia
con la que toca el objeto nuevo.
5. Frecuencia
con que sus pies tocan el plástico.
6. Latencia
en acercarse al paraguas.
7. Frecuencia
con que toca con nariz/boca el paraguas.
8. Frecuencia
con la que pasa el pasillo
9. Frecuencia
con que pasa sobre la tarima.
10. Latencia
en acercarse a la aspiradora.
11. Frecuencia
en tocar la aspiradora.
12. Latencia
en acercarse al objeto ruidoso.
13. Duración
observando el objeto ruidoso.
14. Latencia
para sentarse o acostarse (tocar con tórax o tren posterior el suelo).
15. Duración
en sacar el premio.
16. Frecuencia
sobre tarima sin correa.
17. Latencia
para acercarse al perro extraño.
18. Duración
enfrente del perro extraño.
19. Latencia
para sentarse o acostarse (tocar con tórax o tren posterior el suelo).
20. Latencia
para acercarse al muñeco con luz y sonido.
21. Frecuencia
en acercarse al muñeco con luz y sonido.
22. Latencia
en sentarse o acostarse (tocar con tórax o tren posterior el suelo).
23. Latencia
para morder o tocar (nariz o boca) el juguete con el palo.
24. Latencia
para subirse al mueble.
25. Frecuencia
de señales de calma (lengüeteo, jadeo, bostezo o sacudida) durante la
auscultación
26. Frecuencia
de señales de calma (lengüeteo, jadeo, bostezo o sacudida) con el arnés.
27. Frecuencia
de señales de calma (lengüeteo, jadeo, bostezo o sacudida) con el arnés y
bastón
28. Latencia
para acercarse a la persona desconocida.
29. Latencia
para sentarse.
30. Frecuencia
de señales de calma (lamido, bostezo, rascado, sacudida).
4. Resultados
De las treinta respuestas conductuales evaluadas en
la prueba GDBART, sólo se encontraron diferencias estadísticas en la latencia
para tocar y/o morder el juguete de palo U= (9,17) = 32, p= 0.013, y en la
frecuencia de sacudidas durante el transcurso de la prueba U= (8,16) = 29, p=
0.031. Los perros guía mostraron una menor latencia a tocar y/o morder el
juguete de palo, así como una mayor frecuencia en sacudidas durante la prueba
comparando con el grupo perros de compañía (Figura 2 y 3).
Figura 3. Se observa una mayor frecuencia de sacudidas durante la prueba en el
grupo perros guía comparado con el grupo perros de compañía. *p<0.05.
5. Discusión
De acuerdo con nuestro análisis, los perros guía
mostraron una menor latencia para morder y/o tocar el juguete con palo, y una
mayor frecuencia de sacudidas durante la prueba en comparación con los perros
dados de baja que actualmente viven como animales de compañía. A nuestro
conocimiento, no existen pruebas para seleccionar perros adultos que cumplan
con las características deseadas para ser entrenados como perros guía. La
prueba GDBART fue presentada a la comunidad de escuelas y entrenadores de
perros guía, durante el “foro internacional para el desarrollo de programa de
perros guías” realizado en Brasil en el 2018. De acuerdo con los autores esta
fue desarrollada por entrenadores con años de experiencia en el área, y es
ampliamente utilizada en escuelas para perros guía en los Estados Unidos de
América. Desafortunadamente, hasta donde sabemos no existen datos rigurosos
sobre el porcentaje de eficiencia, ni de la proporción de perros que cumplen
con los criterios de dicha prueba y que a su vez culminan con éxito el
entrenamiento como perro guía. En este estudio, comparamos perros que tenían
una relación cercana con la prueba, mientras que un grupo trabajaba como perros
guía, el otro había sido criado con el mismo propósito, pero había fracasado en
el proceso de entrenamiento. Esto sugiere, que los perros presentaban claras
diferencias en el estilo de vida, lo cual sugiere un diferente grado de
estimulación y necesidad cognitivas, sensoriales y hasta emocionales. Mientras
que los perros guía requieren un mayor esfuerzo físico y mental para realizar
su actividad diaria, es de suponerse que los perros que viven como animales de
compañía tengan una menor demanda de estos procesos. Esto nos hizo suponer que
la prueba GDBART nos permitiría identificar claras diferencias en los
comportamientos evaluados. El hecho de que solo se observaran diferencias en
dos de las treinta comparaciones sugiere que la prueba no tiene un alto grado
de sensibilidad para seleccionar perros que cumplan con criterios para ser
entrenados como perros guía, y no debería considerarse como criterio para
seleccionar candidatos a ser perros guía.
Estudios han mostrado que existen rasgos que pueden
ser identificables en los perros desde temprana edad y que pueden servir como
predictores del éxito en la formación de perros guía. Por ejemplo, en un
trabajo donde se evaluó la respuesta de cachorros de entre 6 y 8 semanas de
edad, se encontró que la forma en que los sujetos responden a determinados
estímulos puede ser utilizado como un predictor de éxito. Particularmente se
encontró que la forma en que los cachorros responden a las caricias humanas, a
una ardilla de peluche, y a una rampa, tienen un alto grado de asociación con
el éxito de un perro como guía.7 Asimismo, una prueba de reactividad
emocional, realizada por la Fundación Frederic Gaillanne (FGF—L'Isle-sur-la-Sorgue, Francia) identificó que la forma en que perros de 5
meses de edad responden a personas desconocidas, así como a estímulos
auditivos, visuales, y táctiles, está relacionada con su capacidad para
acreditar exitosamente el entrenamiento para perros guía.12
El contraste de nuestros resultados con respecto a
otros estudios y reportes anecdóticos sobre el GDBART, puede deberse a
múltiples factores, uno de cuales es el ambiente de la Ciudad de México, en
donde los perros guía son expuestos a intensos ruidos, diferentes materiales
como pisos, olores, entre otros, comparado con ciudades en otros países donde
se utiliza la prueba GDBART, y donde otras pruebas han sido realizadas.13 Dado que en nuestro estudio los perros de
ambos grupos fueron criados de manera similar y expuestos desde temprana edad a
condiciones como la ciudad de México, creemos que la exposición temprana pudo
evitar que observemos respuestas claras o significativas entre los perros que
trabajan como guías y los que viven como animal de compañía.
El hecho de que los perros guía mostraran una menor
latencia a explorar y tocar un objeto nuevo sugiere que los animales de este
grupo tenían una mayor motivación por tocar y explorar el objeto nuevo. Si bien
la neofília (interés o gusto por lo nuevo) es un
factor común en todos los perros.14 En los perros guía, esta condición pudiera ser
constantemente inhibida, ya que durante su entrenamiento y trabajo no se les
permite jugar, y se les exige ignorar distracciones durante su trabajo. Sin
embargo, dado que durante la prueba los perros estaban libres, sin correa y sin
el arnés de trabajo, que siempre usan durante su trabajo, esto pudiera darles
la idea de que son libres para explorar y hacer cosas que no harían durante su
trabajo como guía, y, por lo tanto, muestran un mayor interés y deseo por tocar
y explorar objetos comparado con los perros de compañía que tienen acceso y
libertad a usar juguetes en cualquier momento.
Finalmente, el comportamiento de sacudida, en el que
literalmente el perro sacude todo su cuerpo como si se secara el agua después
de un baño, es considerado uno de los comportamientos llamados: señales de
calma o comportamientos de apaciguamientos.15 Turid Rugaas sugiere que esta
conducta es parte del lenguaje corporal innato del perro, y que su uso está
relacionado con las habilidades sociales del perro.16 En nuestro estudio, los perros guía expresaron un
mayor número de sacudidas comparado con los perros de compañía. Esto sugiere
que los perros guía poseen mejores habilidades sociales y para lidiar con el
estrés, toda vez que dichos comportamientos están asociados con la eliminación
de nerviosismo, y ansiedad en los perros.17
6. Conclusión
La prueba GDBART mostró pocas diferencias entre
perros guía activos y aquellos que no concluyeron el programa de entrenamiento
de perros guía y que actualmente viven como animales de compañía en México. Sin
embargo, las dos diferencias encontradas durante la prueba son interesantes, ya
que demuestran la importancia del juego y la neofilia,
así como, el mecanismo por el cual logran liberar el estrés los perros guía. Es
importante entender la labor de los perros guía y las herramientas que usan
para realizar su trabajo. Es necesario seguir explorando las características de
los perros guía y desarrollar más pruebas que nos permitan identificar
características entre perros que pueden llegar a ser guías y aquellos que no
tienen las aptitudes para lograrlo. Este estudio puede servir para alentar la
creación de pruebas especializadas en perros guía que pueda usarse en México y
en cualquier parte del mundo.
7. Agradecimiento
Principal agradecimiento al apoyo CONACYT por la
beca doctoral para EDF-M (CVU 565139). Así como para la escuela de perros guía
para ciegos IAP de la Ciudad de México, para sus representantes, funcionarios y
entrenadores.
8.
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