Artículo de revisión
Hipersexualidad y parafilias asociadas a la terapia de
reemplazo de dopamina en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson
Hypersexuality and paraphilias associated with dopamine replacement
therapy in the treatment of Parkinson's disease
1Lázaro Salomón-Lara, 2Luis
Isauro García, 2Deissy Herrera-Covarrubias, 2Jorge Manzo,
2Jaime Fisher, 2*Genaro A Coria-Ávila.
1Doctorado en Investigaciones Cerebrales,
Universidad Veracruzana. 2Instituto de Investigaciones Cerebrales,
Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz, México.
Correspondencia:
Dr. Genaro Alfonso Coria-Ávila. Instituto
de Investigaciones Cerebrales, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz,
México. C.P. 91010, Tel: 52 (228) 8 418900 ext. 13066. Correo electrónico: gcoria@uv.mx
DOI: https://doi.org/10.25009/eb.v14i36.2625
Recibido: 07 septiembre, 2023
| Aceptado: 09 de octubre, 2023
Resumen
La enfermedad de Parkinson es
una afección neurológica crónica que se caracteriza por la presencia de
anormalidades en el movimiento, tales como bradicinesia,
rigidez, temblor, inestabilidad postural y trastornos de la marcha y del habla.
En lo que respecta al tratamiento, por años ha sido aceptado que la terapia de
reemplazo de dopamina es la opción a seguir rumbo a la disminución de los
síntomas, lo cual implica la administración de fármacos como la levodopa y otros agonistas dopaminérgicos.
El tratamiento crónico con levodopa o con agonistas dopaminérgicos se encuentra asociado con una diversidad de
complicaciones motoras y no motoras secundarias, entre las que se suele añadir
a la categoría amplia de desorden del control de impulsos. Dentro de ésta, la
denominada conducta sexual compulsiva, que incluye a la hipersexualidad
y las parafilias, encuentra un incremento del riesgo de desarrollo, con
importantes características ansiogénicas para los
pacientes o sus familiares y con especial importancia dadas las dificultades
legales y daños a terceros que podría suscitar. Por lo anterior, en esta
revisión abordaremos brevemente las características de tales perturbaciones
conductuales y su relación con la terapia de remplazo de dopamina en la
enfermedad de Parkinson.
Palabras clave: Hipersexualidad, parafilias, enfermedad de Parkinson,
terapia de remplazo de dopamina.
Abstract
Parkinson's disease is a
chronic neurological disease characterized by the presence of movement abnormalities
such as bradykinesia, rigidity, tremor, postural instability, gait, and speech
disorders. In terms of treatment, for years, it has been accepted that dopamine
replacement therapy is the option to follow in order to reduce its symptoms,
which includes the administration of drugs such as levodopa and other dopamine
agonists. Chronic treatment with levodopa or dopamine agonists is associated
with various secondary motor and non-motor complications, among which the broad
category of impulse control disorder is often added. Within this, the so-called
compulsive sexual behavior, which includes hypersexuality and paraphilias,
finds an increased risk of development, with important anxiogenic
characteristics for patients or their families and with special importance
given the legal difficulties and damages to third parties that could arise.
Therefore, in this review, we will briefly address the characteristics of such
behavioral disturbances and their relationship with dopamine replacement
therapy in Parkinson's disease.
Keywords:
Hypersexuality, paraphilias, Parkinson's disease, dopamine replacement
therapy.
1. Introducción
La enfermedad de Parkinson (EP)
es una afección neurológica crónica que se caracteriza por la presencia de
anormalidades en el movimiento, tales como bradicinesia,
rigidez, temblor, inestabilidad postural, trastornos de la marcha y del habla,
así como toda una variedad de síntomas no motores que lo acompañan, entre
éstos: deterioro cognitivo, trastornos del sueño, disfunción autonómica,
depresión e incluso hiposmia.1 La EP es
considerada el segundo trastorno neurodegenerativo más común después de la
enfermedad de Alzheimer, con una prevalencia en los países industrializados
estimada en hasta 3% de la población total y alrededor del 1% en personas que
sobrepasan los 60 años.2 Con
etiología aún desconocida, la EP es la manifestación clínica de una serie de
factores genéticos y ambientales que se encuentran relacionados con la pérdida
progresiva y sistemática de neuronas dopaminérgicas
de la sustancia negra pars compacta (SNpc) ubicada en el mesencéfalo. Dicha pérdida se encuentra
asociada con la presencia de cuerpos de Lewy
intracelulares, inclusiones compuestas por agregaciones de la proteína α-sinucleína en el cuerpo neuronal.3 Esto
conduce a una disminución paulatina y progresiva de las proyecciones dopaminérgicas hacia la porción dorsolateral
de los ganglios basales, particularmente hacia el núcleo estriado, cuya
expresión encuentra su desenlace en las manifestaciones motoras y no motoras
antes mencionadas.4
Actualmente los tratamientos
disponibles para la EP controlan únicamente la expresión de síntomas, aunque
diversos estudios preclínicos han sido capaces de identificar estrategias
terapéuticas que presentan resultados prometedores en cuanto a neuroprotección en modelos animales de EP; hasta ahora, no
se ha confirmado el éxito en ensayos clínicos con humanos.5-8 Por lo
tanto, durante años se ha aceptado que la terapia de reemplazo de dopamina
(TRD) es la opción a seguir rumbo a la disminución de los síntomas discapacitantes de la EP, principalmente en sus etapas más
precoces.1 En esta
categoría se incluye la levodopa, precursor de la
dopamina, de administración oral, que actualmente es considerado el gold standard y el tratamiento más eficaz
para la disminución de las manifestaciones motoras de la EP.6 Sin
embargo, hoy en día existen otros fármacos que han demostrado su utilidad como
estrategias de monoterapia o de acompañamiento a la levodopa,
con efecto de TRD, tales como los agonistas dopaminérgicos
(AD) sintéticos, los inhibidores selectivos de la monoamino
oxidasa (IMAO) y los inhibidores de la catecol-O-metiltransferasa (ICOMT),9 que tienen
como objetivo, ya sea incrementar la señalización dopaminérgica
(principalmente de tipo D2), o la biodisponibilidad de la dopamina y sus subs-titutos.10 Por otro
lado, tratamientos distintos a la TRD, como la estimulación cerebral profunda
(ECP) de núcleos del cerebro o el ultrasonido focal de alta intensidad (UFAI)
guiado por resonancia magnética, han demostrado excelentes resultados al
evidenciar su superioridad en comparación con el tratamiento farmacológico en
términos de mejoría de manifestaciones motoras y calidad de vida,
particularmente en etapas avanzadas de la EP y en casos de resistencia al
tratamiento farmacológico. Sin embargo, diversas variables técnicas, económicas
y procedimentales mantienen a la TRD, y no la ECP o el UFAI, como el principal
procedimiento para tratar la mayoría de los casos.11-13
Cabe mencionar que el
tratamiento crónico con levodopa o con AD se
encuentra asociado a una diversidad de complicaciones motoras secundarias en
30% de los pacientes con EP posterior a 2-3 años de tratamiento y 50% posterior
a 5 años. Entre los factores de riesgo se encuentran la administración de dosis
elevadas de levodopa o AD, una mayor duración del
cuadro clínico y una edad temprana de diagnóstico. Las complicaciones motoras
antes mencionadas incluyen las discinesias,
movimientos involuntarios repentinos cuya naturaleza se mantiene regulada por
los ciclos on-off, o alternancias
cíclicas de activación psicomotriz, sintomática motora, y de estado emocional
producto de los ciclos de biodisponibilidad de la levodopa
o AD en sangre.1 Adicional
a esto, otra clase de sintomatología no motora está fuertemente asocia-da con
el consumo crónico de levodopa o AD, y se suele
añadir a la categoría amplia de desorden del control de impulsos (DCI), pero
que no es limitativa a éste.14 Tal
espectro conductual incluye: hiperactividad nocturna, somnolencia diurna,
desórdenes alimenticios (atracones), juego patológico, conductas de riesgo,
compras compulsivas, síndrome de desregulación de dopamina (SDD), adicción a la
dopamina, pasatiempos obsesivos, fenómeno de Punding
(rituales motores automáticos), hipersexualidad y
parafilias. Estos dos últimos, en ocasiones suelen agruparse en la categoría
inclusiva llamada conducta sexual compulsiva (CSC).15,16
De éstos, la hipersexualidad
se suele añadir al DCI en la literatura del área, ocupando un lugar mínimo en
el contexto de las patologías conductuales y psiquiátricas relacionadas con la
TRD en la EP. Adicionalmente, el tema de las parafilias se encuentra aún menos
presente, ocupando el lugar de referencias anecdóticas en la literatura. No
obstante, las dificultades de naturaleza sexual son un tema de preocupación
para las personas con EP, y sumadas a las dificultades primarias motoras y no
motoras propias de la enfermedad, repercuten negativamente en la calidad de
vida del paciente.17 Asimismo,
la conducta sexual adquiere una nueva dimensión de relevancia al encontrarse
implicada en una diversidad de aspectos legales,18 ya que
existen casos documentados de actos delictivos asociados al uso crónico de TRD.19
2. Hipersexualidad
Diferentes conductas de preocupación
sexual y disfunciones sexuales han sido relacionadas con la EP, entre ellas la
disfunción eréctil y la eyaculación precoz en hombres, dificultades orgásmicas
en hombres y mujeres, síndrome genital inquieto, y disminución de la libido y
actividad sexual poco antes y después del diagnóstico; lo que conduce a una
marcada insatisfacción sexual en dos tercios de los hombres y un tercio de las
mujeres con EP entrevistados.17
Paradójicamente, hasta el 8.8% de los participantes informaron de un interés
incrementado por las actividades sexuales,20 y la
frecuencia de la hipersexualidad relacionada a la TRD
alcanzó un rango de entre 1.7 a 3.5%, siendo de hasta 0.9% en pacientes
tratados con levodopa, y de hasta 2.7% en pacientes
tratados con AD.21
El efecto de la hipersexualidad relacionada con la TRD puede resultar
devastador, tanto en el contexto de pareja como
familiar, para las personas con EP. Además, puede incrementar el estrés de los
cuidadores de los pacientes de forma considerable, quienes ya están sometidos a
un nivel muy alto de estrés debido a los síntomas primarios de la enfermedad.17 Asimismo,
la conducta hipersexual puede generar dificultades
adicionales en materia de salud sexual, que pueden incluir enfermedades de
transmisión sexual, embarazos no planificados y consecuencias legales, como
demandas por acoso o abuso sexual.19
Otro factor
importante, aunque menos discutido, es la dificultad de diagnóstico de la hipersexualidad en el contexto de los pacientes con EP. De
hecho, entrevistas exhaustivas son capaces de revelar que diferentes tipos de
disfunciones sexuales pueden confundirse con hipersexualidad.
Esto subraya la importancia de evaluar cuidadosamente cada caso en particular,
preferentemente con apoyo de un equipo multidisciplinario, con el fin de evitar
errores diagnósticos y confusiones.22
2.1
Erecciones involuntarias
El espectro completo de hipersexualidad en la TRD abarca una variada
sintomatología, entre las que se encuentra el incremento de erecciones
involuntarias e incontrolables de entre 5 y 60 minutos, que suelen presentarse
en conjunción con el aumento en la dosificación de levodopa
o de algún AD.20 Existen
casos documentados de los fármacos: apomorfina, ropinirol,
pergolida y lisurida, en
respuesta inducida por dosis.23,24 Este
incremento de erecciones involuntarias, aunque en algunas ocasiones de forma
inicial el paciente puede considerarlo como una mejora puntual de sus funciones
sexuales, en muchos casos se acompaña de un aumento concomitante de la libido,
así como de malestar físico y psicológico, ya que el paciente es incapaz de
controlar su estado emocional y su respuesta fisiológica.25
2.2 Deseo
sexual incrementado
Una de las consecuencias más
representativas y paradigmáticas en la hipersexualidad
relacionada con la TRD es el incremento casi ubicuo de la libido,20 que
generalmente acompaña a las otras formas de hipersexualidad
ligada al consumo de levodopa y AD.22 Aunque en
el peridiagnóstico y fases iniciales de la EP se
reporta un decremento significativo del deseo sexual,16 en fases
avanzadas del tratamiento o en los periodos habituales de incremento de dosis o
cambio de AD los informes de pacientes muestran un marcado aumento de la
libido, acompañado por una preocupación persistente por la gratificación
sexual, aventuras y relaciones extramatrimoniales, así como un aumento de la
frecuencia y variedad de la actividad sexual.26
2.3.
Desinhibición sexual
Por otra parte, el deseo sexual
incrementado relacionado a la TRD frecuentemente se presenta junto con algunos
indicadores de desinhibición sexual, comúnmente verbales; en los que el
paciente, que en múltiples estudios de casos ha incrementado la dosis de
consumo ya sea de levodopa o de AD,27 bien por
prescripción médica o por auto prescripción, expresa, sin su habitual pudor,
intentos de seducción a cuidadores, obsce-nidades
inusuales, deseos de participar en actividades sexuales no habituales y
revelación de deseos sexuales secretamente guardados durante años.28
2.4.
Adicción a la pornografía
Una forma también común de hipersexualidad en la TRD es la adicción a la pornografía,
que se expresa principalmente, según diversos estudios de casos, comprando
revistas y videos pornográficos, invirtiendo tiempo excesivo en el consumo de
tal material, con o sin masturbación.22 En la
literatura analizada se pone de manifiesto la relación entre estas actividades
con el uso de pramipexol en monoterapia y la
combinación levodopa-ropinirol.28,29
2.5.
Masturbación compulsiva
La masturbación compulsiva es
otra mani-festación de hipersexualidad
común en los casos de alteraciones conductuales por TRD.22 De igual
forma que en el caso de adicción a la pornografía, tanto el tratamiento en
monoterapia de pramipexol como la conjunción de levodopa-ropinirol parecen susceptibles de causar
alteraciones conductuales de la actividad masturbatoria,
ya sea en solitario o en público.28-30
2.6.
Solicitudes sexuales compulsivas e intrusivas
Unas de las formas más
comúnmente conocidas de hipersexualidad en
entrevistas psiquiátricas sobre los efectos adversos de la TRD en pacientes con
EP son las solicitudes sexuales compulsivas, recurrentes e intrusivas dirigidas
hacia los cónyuges;28 aunque en
ocasiones también hacia los cuidadores no familiares. En diferentes estudios de
casos, se ha observado que el aumento en la dosificación de pramipexol
y pergolida han desatado aparentes periodos de deseo
sexual incrementado muy por encima del estado basal histórico del paciente, en
el que se recurren a solicitaciones reiteradas, insistentes, y en ocasiones
agresivas, de contacto sexual.19 Esto
generalmente provoca estrés psicosocial en los cónyuges de los pacientes
y hace que sean ellos los que frecuentemente comuniquen al médico tratante las
dificultades relacionadas con la dosificación del tratamiento.27
2.7. Uso
excesivo de servicios de prostitución
Por último, la asistencia
regular a prostíbulos para contratar servicios sexuales ha sido señalado en los
estudios de caso como otra importante manifestación de hipersexualidad
detonada por modificaciones en la TRD de pacientes con EP. El uso de cambios en
la dosificación de pramipexol ha sido encontrado como
aparente iniciador de tal conducta.28
3. Parafilias
Cada vez son más los estudios de
casos en los que, de forma aún anecdótica, describen el curso de la aparición
de parafilias durante la TRD, entendiendo éstas como comportamientos intensos o
impulsos que implican la fantasía o la realización de comportamientos e interés
sexuales estadísticamente atípicos.31 Las
parafilias referidas por pacientes, o familiares de éstos, con EP en TRD se
presentan como íntimamente relacionadas a los DCI o incluso al SDD.32 Además,
por término general, la intensidad de los impulsos parafílicos
en este tipo de desórdenes conductuales adquiridos suele verse atenuada con la
reducción de las dosis de los fármacos, ya sea levodopa,
AD o en ciertos casos IMAO o ICOMT.33
3.1.
Exhibicionismo
En algunos casos se ha reportado
la adquisición de conductas relacionadas con la parafilia, denominada
exhibicionismo.29 Se ha
observado que algunos pacientes con EP que reciben tratamiento con fármacos
exhiben parcial o totalmente sus genitales en lugares públicos y, en ocasiones,
también realizan movimientos masturbatorios.18 En los
casos de los que se tiene conocimiento se ha encontrado levodopa
en monoterapia, la combinación de levodopa-ropinirol,
levodopa-bromocriptina, levodopa-pergolida
y levodopa-pramipexol, como el tratamiento seguido en
la ventana temporal de los incidentes.33
3.2. Frotteurismo
Aunque menos frecuente, también
se han reportado casos de frotteurismo en pacientes
con EP, en el transcurso de TRD.18 En el frotteurismo el sujeto encuentra excitación sexual al
frotar los genitales contra el cuerpo de quien se dirige el episodio, estando
esa persona vestida y en un lugar público. En este caso, se tiene noticia del
uso de pergolida en monoterapia durante este periodo
de hipersexualidad y parafilia.19
3.3.
Fetichismo travestista
Con mayor frecuencia que el frotteurismo, en los reportes de casos de parafilias
durante la TRD se encuentra el fetichismo,29 que en la
mayoría de los casos reportados es una tipología denominada fetichismo travestista, la cual se caracteriza por una recurrente e
intensa excitación sexual generada por el uso de prendas de vestir de otra
persona, generalmente del sexo opuesto. En la literatura se reportan estos
incidentes relaciona-dos al periodo en el que se encuentran presentes los
efectos de varios fármacos, incluyendo la monoterapia de pramipexol,
las combinaciones de levodopa-pergolida, levodopa-ropinirol, levodopa-lisurida,
levo-dopa-selegilina, levodopa-bromocriptina,
selegilina-pramipexol, y la triada
selegilina-ropinirol-pramipexol.33-37
3.4.
Zoofilia
Otra de las complicaciones
conductuales aparentemente causadas por el cambio o modificación de dosis de levodopa o AD es la zoofilia,29
caracterizada por excitación sexual intensa y recurrente, fantasías sexuales o
actos que impliquen a animales para satisfacer el deseo sexual.33 Los
fármacos dopaminérgicos administrados durante tales
episodios parafílicos reportados son: levodopa-pergolida, levodopa-pramipexol,
la triada levodopa-entacapona-selegilina, y
levodopa-bromocriptina.38-40
3.5.
Pedofilia
La pedofilia se caracteriza por
excitación sexual intensa y recurrente, deseos y fantasías sexuales que
involucran a niños. Dentro de las anomalías conductuales caracterizadas como
parafilias durante la TRD existen casos reportados de tal pedofilia,18
particularmente de ofensas sexuales hacia menores. En algunos casos, se
menciona que los pacientes con EP muy comúnmente se auto administraban
cantidades de levodopa o AD muy por arriba de la
dosis suministrada por el médico tratante, generando un tipo de SDD.29
Específicamente, en un caso se reportó la exacerbación de una "corriente
lateral pedófila" de la que el paciente era consciente, y manifestaba
fantasías masturbatorias, a pesar de que nunca las
había ejecutado en el plano del comportamiento.33 En los
reportes de caso se mencionan como terapias al momento de los incidentes: levodopa-bromocriptina, levodopa-pergolida,
levodopa-cabergolina y la triada
levodopa-entacapona-pramipexol.41
3.6.
Sadismo sexual
Otro de los espectros
conductuales de tipo parafílico en la TRD es el
sadismo sexual, el cual se caracteriza por excitación sexual, fantasías y deseo
recurrente relacionado a causar dolor, sufrimiento o malestar físico o
psicológico a otros. En los casos reportados a la fecha se informan de
pacientes con EP tratados con una combinación de levodopa-pergolida.29
3.7. Otras
parafilias
Existen otras parafilias
reportadas con menor frecuencia, y en ocasiones como casos únicos, que han sido
relacionados con la TRD.29 Entre
ellas se encuentran: el masoquismo sexual, reportado bajo tratamiento de levodopa-selegilina y levodopa-bromo-criptina; el incesto, bajo tratamiento de monoterapia de levodopa y la combinación de levodopa-pramipexol;
y la clismafilia, bajo tratamiento combinado de levodopa-pergolida.34
4. Factores de
riesgo de la conducta sexual compulsiva
Diferentes factores de riesgo
para la adquisición de la CSC bajo TRD en pacientes con EP han sido reportados
con anterioridad; aunque los diferentes reportes coinciden en lo fundamental,
algunos factores permanecen desconocidos e incluso contradictorios.
4.1 Género
En un estudio, se encontró que
la CSC está presente en 5.2% de los hombres y 0.5% de las mujeres con EP bajo
TRD, encontrando que el género masculino resulta más propenso a la adquisición,
tanto de hipersexualidad como de parafilias cuando
son sometidos a tratamiento, ya sea con levodopa o
con AD.42
4.2 Consumo de fármacos de
TRD
El uso de drogas dopaminérgicas es un im-portante
factor de riesgo para el desarrollo de DCI en general y CSC en particular.14 El consumo
de AD, particularmente de pramipexol y ropinirol, se encuentra asociado con 2 y hasta 3.5 veces
más probabilidades de adquirir un DCI. En cuanto a los CSC, en la totalidad de
casos analizados en este estudio los pacientes con EP se encontraban bajo
tratamiento TRD, y también en la totalidad de dichos casos se reportó cese de
la conducta sexual anómala o importante mejoría con la suspensión o disminución
de dosis de AD.43
4.3 Edad de diagnóstico de
EP
La edad de inicio de los
síntomas motores y cognitivos de la EP también resulta relevante como factor de
riesgo. Se ha reportado que a edad más joven de inicio y diagnóstico de la EP
se incrementa la probabilidad de desarrollar alguna CSC.42
4.4 Síndrome de desregulación de
dopamina
El SDD, similar a la
desregulación homeostática hedonística, se caracteriza por un patrón de
consumo, en el que algunos pacientes con EP toman cantidades de fármacos TRD
muy superiores a las necesarias para tratar sus discapacidades motoras.14 Alrededor
del 4% de los pacientes con EP parece caer en este tipo de patrón de consumo,
en el que insisten reiteradamente en un rápido aumento del fármaco dopaminérgico, quejándose de síntomas motores y afectivos
intolerables.44 A pesar de
las advertencias de sus médicos tratantes, pronto se desarrolla un patrón de
búsqueda e ingesta de dosis diarias totales muy altas de levodopa
o de AD. Tal sobreuso de los fármacos TRD se ha encontrado en numerosos casos
de CSC, en los que se toma como una comorbilidad más de tipo DCI, pero que
podría resultar en un factor de riesgo dada las altas cantidades de fármacos
TRD autoadministradas (tabla 1).33,45,46
5. Mecanismos
implicados
La CSC es parte de un grupo
mayor de alteraciones conductuales, ampliamente repre-sentado
por los DCI, los cuales están fuer-temente
relacionados con el consumo de fármacos dopaminérgicos,
como se ha mencionado anteriormente.22 Los
mecanismos implicados en dicha relación incluyen aquéllos estrechamente
vinculados con la vía mesocorticolímbica, que
desempeña un importante papel en la motivación, el apren-dizaje
asociativo y en el desarrollo de compulsiones conductuales.14 En
condiciones fisiológicas los estímulos novedosos y recom-pensantes,
tales como la comida, el sexo o los reforzadores condicionados no naturales
promueven la estimulación del sistema mesocor-ticolímbico,
que involucra regiones cerebrales tales como el núcleo accumbens
(NA), la amígdala y el hipocampo, donde una liberación fásica
de dopamina desde el área tegmental ventral ha sido
relacionada con la facilitación del aprendizaje asociativo y, en condiciones
patológicas, con la generación de compulsiones conductuales.47
|
|
Levodopa |
Apomorfina |
Bromocriptina |
Cabergolina |
Lisurida |
Pergolida |
Pramipexol |
Ropinirol |
Selegilina |
Entacapona |
Referencias |
|
|
pD |
D1, D2, D3, D4, D5 |
D2, D3 |
D2, D3 |
D2, D3, D4 |
D1, D2, D3 |
D2, D3 |
D2, D3, D4 |
IMAO-B |
ICOMT |
|
Hipersexualidad |
Erecciones involuntarias |
✓ |
✓ |
|
|
✓ |
✓ |
|
✓ |
|
|
23-25 |
Deseo sexual incrementado |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
|
|
26 |
|
Desinhibición sexual |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
|
|
28 |
|
Adicción a la pornografía |
✓ |
|
|
|
|
|
✓ |
✓ |
|
|
28-29 |
|
Masturbación compulsiva |
✓ |
|
|
|
|
|
✓ |
✓ |
|
|
28-30 |
|
Solicitudes sexuales compulsivas e
intrusivas |
|
|
|
|
|
✓ |
✓ |
|
|
|
27 |
|
Excesivo uso de servicios de
prostitución |
|
|
|
|
|
|
✓ |
|
|
|
28 |
|
Parafilias |
Exhibicionismo |
✓ |
|
✓ |
|
|
✓ |
✓ |
✓ |
|
|
33 |
Frotteurismo |
|
|
|
|
|
✓ |
|
|
|
|
19 |
|
Fetichismo travestista |
✓ |
|
✓ |
|
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
✓ |
|
33,37 |
|
Zoofilia |
✓ |
|
✓ |
|
|
✓ |
✓ |
|
✓ |
✓ |
38-40 |
|
Pedofilia |
✓ |
|
✓ |
✓ |
|
✓ |
✓ |
|
|
✓ |
41 |
|
Sadismo sexual |
✓ |
|
|
|
|
✓ |
|
|
|
|
29 |
|
Masoquismo sexual |
✓ |
|
✓ |
|
|
|
|
|
✓ |
|
34 |
|
Incesto |
✓ |
|
|
|
|
|
✓ |
|
|
|
34 |
|
Clismafilia |
✓ |
|
|
|
|
✓ |
|
|
|
|
34 |
Tabla 1.
Manifestaciones clínicas de hipersexualidad y
parafilias durante la TRD en pacientes con EP, y los fármacos reportados que
son utilizados durante los periodos de aparición de los síntomas, ya sea en
monoterapia o tratamiento combinado. pD= precursor
metabólico de dopamina, D1-5= actividad agonista sobre los receptores dopaminégicos 1-5, IMAO-B= Inhibidor de monoaminooxidasa
B, ICOMT= inhibidor de la catecol-o-metiltransferasa. Se indica en negritas el tipo de
receptor con más afinidad.
5.1 Receptores D3
De los AD frecuentemente usados
en la TRD, exceptuando la apomorfina, todos ellos pre-sentan
una afinidad selectiva por los receptores dopaminérgicos
de la familia D2, pero muy especialmente por el receptor D3.22 De hecho,
el pramipexol y el ropinirol
presentan una afinidad de al menos 100 veces mayor por el receptor D3 que por
el D2.16
Adicionalmente, el receptor encuentra su distribución principalmente localizada
en el sistema límbico, particularmente en el NA, lo que apoya la suposición de
que juega un papel importante en los cambios de la conducta motivada en los
DCI, y específicamente en la CSC.48
5.2 Decremento de la recaptura
de dopamina
La pérdida neuronal por la EP
afecta múltiples sistemas y es el resultado de modificaciones de la fisiología
celular que se desarrollan en unos pocos tipos de neuronas susceptibles. La
pérdida lenta, pero progresiva, de neuronas dopaminérgicas
proyectadas desde el mesencéfalo no es limitativa a la SNpc,
existe un patrón progresivo de neurodegeneración que
afecta en menor escala a las neuronas del área tegmental
ventral (ATV), también del mesencéfalo.5 Es así
como la pérdida de terminales dopaminérgicas conduce
a una reducción de la capacidad presináptica de
almacenamiento y recaptura de dopamina en el estriado ventral, particularmente
el NA, dando lugar a una liberación de dopamina no regulada. De esta forma, la
administración cíclica a lo largo del día de levodopa
y otros AD causa una activación pulsátil de los receptores dopa-minérgicos postsinápticos, que se
encuentra fuera de la escala regular de funcionamiento fisiológico, dando
lugar, presumiblemente, a las concomitantes alteraciones conductuales antes
mencionadas.14
6. Conclusión
La terapia de remplazo de
dopamina es un medio actualmente no prescindible para controlar
sintomáticamente las alteraciones motoras y cognitivas de la enfermedad de
Parkinson. Sin embargo, su uso trae consigo algunos riesgos, entre los cuales
destacan el aumento del riesgo de desarrollar desórdenes del control de
impulsos, el síndrome de desregulación de dopamina y la conducta sexual
compulsiva, que presenta sus principales alteraciones dentro de las categorías
de hipersexualidad y parafilias. Estas alteraciones
de la conducta traen im-portantes fuentes de estrés
psicosocial, tanto para los pacientes con EP como para sus familiares y
cuidadores. Aunque la literatura científica crece con el paso de los años y los
reportes de casos se añaden, todavía sigue siendo una colección de reportes
anecdóticos sobre el desarrollo de alteraciones conductuales relacionadas
tangencialmente con la misma terapia de remplazo de dopamina. Es así como cobra
especial importancia el aumento del interés público y científico sobre un tema
cuya consideración por parte de los pacientes y familiares es en ocasiones
tabú, pero que encuentra mayor relevancia, en tanto que tales perturbaciones de
la conducta motivada pueden ocasionar infracciones, a veces graves, de la ley y
agresiones contra personas vulnerables.
7. Conflicto
de intereses
Los autores declaran no tener
conflicto de intereses en la publicación del artículo.
8. Agradecimientos
Se agradece al Consejo Nacional
de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt)
por el apoyo otorgado a través del Programa de Becas Nacionales (No. CVU:
960522), y al Instituto de Investigaciones Cerebrales (IICE) de la Universidad
Veracruzana.
9.
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