Artículo de revisión
Alteraciones
gastrointestinales en el autismo: una revisión
Gastrointestinal alterations in autism: a review
1*Flower
de MJ Caycho-Salazar, 2Deissy Herrera-Covarrubias, 2María
Rebeca Toledo-Cárdenas, 2María Elena Hernández-Aguilar, 2Genaro
A. Coria-Ávila, 2Luis I. García, 3Darwin Gutierrez-Guevara,
1Bernardo Flores- Prieto, 2Jorge Manzo-Denes
1Doctorado
en Investigaciones Cerebrales, Universidad Veracruzana, Veracruz, México. 2Instituto
de Investigaciones Cerebrales, Universidad Veracruzana, Veracruz, México. 3Doctorado
en Ciencia del Comportamiento, Universidad Veracruzana, Veracruz, México.
Correspondencia: Caycho-Salazar, Flower de
María de Jesús. Doctorado en Investigaciones Cerebrales. Universidad
Veracruzana. Xalapa, Ver. México. C.P. 91010, Tel: 52 (241) 1796556. E-mail: flower.casal@gmail.com
DOI: https://doi.org/10.25009/eb.v14i36.2626
Recibido:
31 agosto, 2023 | Aceptado: 02 diciembre, 2023
Resumen
El autismo,
actualmente denominado trastorno del espectro autista (TEA), se define como una
alteración del neurodesarrollo caracterizado por dificultades a nivel
conductual y socio-comunicativo. Se ha reportado que el TEA presenta una
comorbilidad con alteraciones gastrointestinales (GI). Los objetivos de esta
revisión fueron tres y estuvieron enfocados en explorar la evidencia de
personas con TEA que hayan reportado presentar alteraciones GI, analizar la
relación entre el TEA y la composición de la microbiota intestinal, así como la
relación entre las intervenciones enfocadas a modificar síntomas GI y algunos
comportamientos asociados al TEA. Para ello, fueron analizados artículos de los
últimos cinco años. La revisión fue realizada siguiendo las pautas PRISMA-P de
investigaciones en humanos encontradas en PubMed y ScienceDirect, incluyendo
finalmente 13 artículos: 11 estudios empíricos y 2 de tipo metaanálisis. Los
resultados arrojaron que las personas con TEA presentan alteraciones GI más
frecuentes como estreñimiento y diarrea, evidenciando así una relación entre
alteraciones GI y TEA. Sobre la relación del TEA y la composición de la
microbiota intestinal se reportó una heterogeneidad en la presencia de grupos
de bacterias en cohortes con autismo y que presentan una composición disbiótica
de la microbiota intestinal. Finalmente, se encontraron intervenciones
enfocadas en mejorar síntomas GI y comportamientos disruptivos, como el
trasplante fecal y la administración de dietas con probióticos.
Palabras clave: Autismo,
alteraciones gastrointestinales, microbiota intestinal, trasplante fecal,
probióticos.
Abstract
Autism,
currently called autism spectrum disorder (ASD), is defined as a
neurodevelopmental disorder characterized by behavioral and socio-communicative
difficulties. It has been reported that ASD presents comorbidity with
gastrointestinal (GI) disorders. The objectives of this review were three and
focused on exploring the evidence of people with ASD who have reported presenting
GI alterations, analyzing the relationship between ASD and the composition of
the intestinal microbiota, as well as the relationship between interventions
focused on modifying symptoms. GI and some behaviors associated with ASD. For
this, articles from the last five years were analyzed. The review was carried
out following the PRISMA-P guidelines for human research found in PubMed and
ScienceDirect, finally including 13 articles: 11 empirical studies and 2
meta-analysis types. The results showed that people with ASD present more
frequent GI disorders such as constipation and diarrhea, thus evidencing a
relationship between GI disorders and ASD. Regarding the relationship between
ASD and the composition of the intestinal microbiota, heterogeneity was
reported in the presence of groups of bacteria in cohorts with autism that
present a dysbiotic composition of the intestinal microbiota. Finally,
interventions focused on improving GI symptoms and disruptive behaviors were
found, such as fecal transplantation and the administration of diets with
probiotics.
Keywords: Autism, gastrointestinal alterations,
intestinal microbiota, fecal transplantation, probiotics.
1. Introducción
De acuerdo con la versión número cinco del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (“DSM-5”) que publica la Asociación
Americana de Psiquiatría, el autismo o el trastorno del espectro autista (TEA),
es un trastorno neurobiológico del desarrollo caracterizado por un déficit en
las habilidades para la interacción social y la comunicación, así como por la
presencia de comportamientos, intereses o actividades estereotipadas.1 Las causas de este trastorno no se encuentran esclarecidas en su
totalidad, pero las evidencias apuntan a factores de corte genético,2,3 molecular,4 ambiental5 o farmacológico.6-8 Asimismo, se ha reportado
comorbilidad con otros trastornos, tales como disrupciones del sueño, ansiedad,
epilepsia, alteraciones de tipo gastrointestinal,9 entre otras.
Con relación a las alteraciones gastrointestinales
(GI), cada vez es más frecuente el reporte de las familias y pacientes con TEA
que presentan este tipo de alteraciones. La prevalencia varía según la
literatura, oscilando entre el 30.5%10 al 80%.11 En un estudio se reportó que los niños con TEA tenían al menos tres veces
más probabilidades de experimentar síntomas GI recurrentes en comparación con
los niños de desarrollo neurotípico, tales como: dolor abdominal, dolor al
momento de la defecación, estreñimiento, gases, diarrea y dificultad para pasar
ciertos alimentos.12 La presencia de estos síntomas o
alteraciones GI en personas con TEA ha sido asociada con mutaciones genéticas11 o alteraciones a nivel de interacción intestino-cerebro.10 En el primer caso, se reportó una mutación disruptiva del gen CHD8 (chromodomain
helicase DNA-binding protein 8, por sus siglas en inglés) que cuando se
encuentra mutado, hay una mayor presencia de alteraciones gastrointestinales,
es decir, episodios frecuentes de estreñimiento seguidos de diarrea.11 Mientras que las alteraciones de interacción intestino-cerebro se
presentan como trastornos GI funcionales, es decir, alteraciones a nivel de
inmunidad, niveles de producción de mucosa, entre otros, pero que no se deben a
un trastorno anatómico; siendo los trastornos más frecuentes el estreñimiento,
seguido de diarrea funcional y reflujo.10
De esta manera, la literatura asocia que las
personas con TEA presentan síntomas GI con más frecuencia, tales como diarrea,
estreñimiento, flatulencias,9-13 etc. Esta asociación encuentra
respaldo en la propuesta de que las alteraciones GI que presentan las personas
con TEA pueden estar relacionadas a un microbioma disbiótico. Donde, la
participación de la vía conocida como el eje microbiota-intestino-cerebro se
puede encontrar alterada. Este eje es entendido como una interconexión o vía
bidireccional de regulación inmune, neuroendocrina, con el sistema nervioso
central (SNC), el sistema nervioso entérico (SNE) y la microbiota intestinal.14,15
Por microbiota se entiende aquel grupo de
microorganismos que colonizan el cuerpo humano, como bacterias, hongos,
arqueas, etc.16 Estos microorganismos pueden estar alojados en diversas partes del cuerpo
y según su ubicación cobran su nombre. Por ejemplo, si se encuentra en la boca
se le conoce como microbiota oral; si está en el intestino, microbiota
intestinal. La microbiota disbiótica no es más que una microbiota
desequilibrada, es decir, una alteración en la composición o función de estos
microorganismos. Ha sido propuesto que la interacción
intestino-cerebro-microbiota contribuye al desarrollo de trastornos
neurológicos,16 psiquiátricos17 y del neurodesarrollo como el TEA.18
Las alteraciones en los procesos metabólicos de las
bacterias intestinales pueden ejercer efecto tanto en los órganos de la
periferia como en las estructuras del SNC. Es en este eje, microbiota-intestino-cerebro,
que a través de la comunicación que realiza el nervio vago con la microbiota
intestinal y el cerebro, dicha microbiota puede llegar a afectar la función
cerebral en la neuromodulación de tipo serotoninérgica, dopaminérgica,
glutamatérgica y GABAérgica,19 así como por neuroinflamación.20
En el caso de las personas con TEA se ha reportado
una relación entre las manifestaciones, como las estereotipias, así como
alteraciones GI frecuentes con un microbioma menos diverso o disbiótico. Se han
encontrado niveles bajos de bacterias consideradas “benéficas” como las Bifidobacterium,21 y una mayor abundancia de hongos y bacterias secretoras de toxinas, Candida
y Clostridium, respectivamente.22,23 Asimismo, la integridad de la barrera epitelial intestinal también se ve
afectada, ya que se vuelve más permeable24 debido a la generación de metabolitos, como las toxinas. Estas toxinas pueden
traspasar la barrera intestinal y llegar a la sangre, con el potencial de
afectar funciones cerebrales y deteriorar algunos aspectos comportamentales
sociales.25 Incluso, se ha reportado una asociación entre la exacerbación de comportamientos
estereotipados26 con la disbiosis de la microbiota
intestinal.
Con la premisa de la modulación de este eje microbiota-intestino-cerebro
se pueden encontrar respuestas para ver qué tratamientos pueden mejorar síntomas
o alteraciones GI, incluidos algunos comportamientos estereotipados, para lo
cual han sido propuestas varias líneas terapéuticas como la ingesta de
probióticos, prebióticos, dieta baja en FODMAP (acrónimo de Fermentable
Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides, and
Polyols), así como el trasplante de microbiota fecal (fecal microbiota
transplantation, FMT) y la terapia de transferencia de microbiota (Microbiota
Transfer Therapy, MTT).27 Particularmente, la dieta FODMAP es
rica en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos de baja fermentación y, al
ser carbohidratos de cadena corta suelen ser de difícil absorción por el
intestino delgado.
La modulación del eje microbiota-intestino-cerebro es
un campo de investigación en constante crecimiento, al cual se le está
prestando cada vez más atención debido a su relación con otras condiciones de
salud, incluido el TEA. Es por tanto que, en esta revisión se abordó evaluar la
relación del TEA con las alteraciones GI, para lo cual planteamos tres
objetivos. El primero de ellos fue analizar la evidencia de los últimos cinco
años en estudios con seres humanos diagnosticados con TEA, y que hayan
reportado síntomas o alteraciones GI. El segundo objetivo fue ver la relación
entre el autismo y la composición de la microbiota intestinal. Finalmente, el
tercer objetivo fue el de hallar la relación entre las intervenciones que
apuntan a modificar algunos comportamientos asociados al TEA (tales como
estereotipias, irritabilidad) o mejorar síntomas GI, según la composición de la
microbiota intestinal.
2. Metodología: criterios de elegibilidad
Se realizó una búsqueda de
artículos publicados que aborden la relación del TEA con las alteraciones GI.
Se siguieron los lineamientos de PRISMA-P para la correcta revisión. A
continuación, se detalla el procedimiento en sus distintas etapas.
2.1. Búsqueda inicial
Las búsquedas fueron realizadas en
julio de 2022, combinando términos ‘gastrointestinal diseases’ y ‘autism’,
posteriormente se amplió la búsqueda usando el operador booleano “AND”
en las bases de datos PubMed (NIH) y ScienceDirect, tomando en
cuenta estudios realizados en humanos. Posteriormente se añadió a la búsqueda “gastrointestinal
symptons”, “autism spectrum disorder”. Todo ello en un rango de
cinco años, es decir, investigaciones entre el 2018 y 2022. La fórmula de
búsqueda quedó como: (“AUTISM” OR “ASD” OR “AUTISM SPECTRUM DISORDER”) AND
(“GASTROINTESTINAL DISEASES” OR “GASTROINTESTINAL SYMPTOMS” OR “GASTROINTESTINAL
PROBLEMS”).
2.2. Búsqueda sistemática
La búsqueda sistemática fue realizada nuevamente
hasta el 25 de enero del 2023, tomando en cuenta publicaciones en un rango de
cinco años, es decir, entre 2018-2022 en las bases de datos PubMed y
ScienceDirect. Las palabras claves utilizadas fueron en inglés: “autism”,
“autism spectrum disorder”, “gastrointestinal diseases”, “gastrointestinal
symptons”.
Obtuvimos un total de 98 artículos, 14 resultados en
PubMed y 84 en ScienceDirect. Antes de proceder a la selección de artículos
definimos los criterios de inclusión y de exclusión.
2.3. Criterios de inclusión
• Se tomaron en cuenta todos los
documentos que hicieron referencia directa a las palabras claves de la fórmula
de búsqueda.
• Ensayos clínicos, metaanálisis, ensayos
controlados aleatorizados.
• De libre acceso.
• Investigaciones empíricas con humanos.
• Publicaciones en un rango de 5 años, entre 2018-2022.
2.4. Criterios de
exclusión
• Artículos de revisión sistemática
ni capítulos de libros.
• Los estudios realizados con muestras no humanas.
• Artículos que estuvieran duplicados.
• Artículos que hayan sido de caso único.
• Artículos no pertinentes.
Según estos criterios y la búsqueda realizada con la
lectura del título y del resumen fueron consideraros 98 artículos, descartando
85 artículos por las siguientes razones: sin acceso al texto completo (n=3),
artículos de revisión (n=6), estudios de caso único (n=2), estudios realizados
en modelos animales (n=6), estudios en población con trastornos diferentes al
TEA y no pertinentes al propósito de esta revisión (n=68). Finalmente, 13
artículos cumplieron con los criterios de inclusión y fueron seleccionados para
realizar la revisión sistemática (Figura 1).
2.5. Población de estudio
La población de estudio fue considerada según el
número total de artículos que contenían las palabras clave de búsqueda en ambas
bases de datos utilizadas.
2.6. Muestra
Fue determinada de acuerdo con los artículos que
cumplieron con todos los criterios de inclusión, teniendo 13 artículos.
Figura 1.
Diagrama de flujo PRISMA en sus cuatro niveles.
3. Resultados
3.1. Estrategia de
selección
Con un total de 98 documentos identificados, no se encontraron
duplicados. Un total de 85 artículos fueron excluidos leyendo los resúmenes por
no cumplir con los criterios establecidos. Finalmente, 13 estudios fueron
incluidos en esta revisión con la lectura del artículo completo.
3.2. Características de los estudios
incluidos
Se plantearon tres objetivos para abordar diferentes aspectos de la
relación entre el TEA y las alteraciones GI. El primero de ellos está
relacionado con analizar la evidencia de los últimos cinco años en estudios con
seres humanos diagnosticados con TEA y síntomas o alteraciones GI.28-31 Este objetivo se enfoca en revisar la literatura científica más reciente
para comprender la relación entre el TEA y las alteraciones GI en seres
humanos. El segundo objetivo tiene la finalidad de investigar la relación entre
el TEA y la composición de la microbiota intestinal.32-34 Y el tercer objetivo corresponde a explorar la relación entre las
intervenciones que apuntan a modificar algunos comportamientos asociados al TEA
o mejorar síntomas GI, según la composición de la microbiota intestinal.35-40
De las investigaciones revisadas (Tabla 1), cuatro
de ellas fueron incluidas por las características que asocian la presencia de
síntomas, alteraciones o problemas GI con el TEA.28-31 Estos estudios utilizaron diferentes escalas y baterías para la
evaluación o confirmación del diagnóstico de TEA, entre ellas: Autism
Spectrum Quotient-10 (para adultos),28 Child Behaviour Checklist (CBCL),29 Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS),30,36,37 Autism Behavior Checklist (ABC),31,32 Diagnostic and Statistical Manual, Fifth Edition diagnostic criterio,32,34 Autism Diagnostic Interview Revised (ADI-R)36, Childhood Autism Rating Scale (CARS),33,35,39 Gilliam autism rating scale (GARS),39 Aberrant Behaviour Checklist-Community (ABC-C),39 ADOS Calibrated Severity Score (ADOS-CSS),40 Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC),40 entre otras.
Por el contrario, para la identificación de síntomas
GI fueron utilizados los siguientes instrumentos: Gastrointestinal Symptom
Inventory,28,29 Bovenschen´s gastrointestinal symptoms questionnaire,30 Brief Autism Mealtime Behavior Inventory (BAMBI) y Food Frequency Questionnaire (FFQ),31 por su historia clínica,34 Gastrointestinal Symptom Rating Scale (GSRS),35 Pediatric Quality of Life Inventory GI module (PedsQL),36 Rome III Version (QPGS-RIII),37 o Rome IV version,36,38 o Gastrointestinal Severity Index (GSI),40 evidenciando que no existe un consenso para el uso de un determinado instrumento/cuestionario
de diagnóstico.
Las muestras de tres de los cuatro estudios
mencionados estaban compuestas entre 46 a 107 participantes, siendo: 1) adultos28 (rango de edad 18-69 años), 2) niños y adolescentes29 (rango de edad 2 a 18 años), 3) de niños hasta adultos30 (6-25 años), y 4) niños31 (conformado por dos grupos en
rangos de edad de 2-5 años y 6-10 años). En los cuatro estudios las muestras de
personas con TEA presentaron alteraciones GI, siendo el estreñimiento el más
frecuente.28-31
En este reporte28 los autores exploraron en adultos con TEA la relación entre los problemas
del sueño, los síntomas GI, así como el funcionamiento social, la calidad de
vida, entre otros. Se reportó que el 86% de los participantes presentaron
síntomas GI, siendo los más frecuentes la diarrea (61.7%), el dolor abdominal
(54.2%), las náuseas e hinchazón (47.7%) y el estreñimiento (35.5%). No se
encontró evidencia suficiente para relacionar si la presencia de estos síntomas
está relacionada con la calidad de vida del paciente.
En otro reporte29 fue explorada la relación entre las personas diagnosticadas con TEA
(n=95) que experimentaron problemas afectivos, síntomas GI, problemas de
conducta (conducta desafiante) y problemas de sueño en una cohorte de niños y
adolescentes. La correlación arrojó una relación positiva entre los problemas
afectivos y las otras variables. También fue reportado que el 85% de los
participantes tuvo un episodio o síntomas GI en los últimos 3 meses, y el 66%
presentó más de un síntoma GI. El síntoma más común fue el estreñimiento,
seguido de diarrea, dolor abdominal y náuseas.
Por otra parte, en un estudio adicional30 los resultados no concordaban con otros estudios analizados en esta
revisión, donde se asoció que la microbiota intestinal en disbiosis no se
correlacionó con síntomas GI en personas con TEA, pero sí con problemas de
comportamiento/emocionales. En la metodología empleada se detalló que las
alteraciones GI se evaluaron mediante un índice de gravedad GI, reportando sus
síntomas GI y la frecuencia con la que éstos se producían en un lapso de cuatro
semanas. Consideraron preguntas para identificar síntomas como: dolor
abdominal, dolor epigástrico, la acidez estomacal, ruidos abdominales,
distensión, “hábitos intestinales” comprendidos como una evacuación incompleta
o evacuación con urgencia. Se reportó que los síntomas GI más frecuentes fueron
la distensión abdominal, sensación de vacío y náuseas.
En otro estudio,31 los autores investigaron el efecto de los hábitos alimenticios y el
estado nutricional de niños con TEA, e indagaron sobre aspectos como
clasificaciones del índice de masa corporal, hábitos alimenticios y problemas
GI, en dos cohortes: un grupo de niños de 2-5 y 6-10 años. Se encontró que los
problemas GI más frecuentes en estos niños fueron el estreñimiento, seguido de
diarrea, y la presencia de gases. Los participantes presentaron hábitos
alimenticios con una tendencia por seleccionar cierto tipo de alimentos.
Además, la función de la masticación fue baja y, la deglución estuvo conservada
en ambos grupos de edades.
Referencia |
Muestra |
Objetivo |
Metodología |
Resultados |
Leader, G. et al., 2021 (28) |
n=107 participantes, M=75 H=32 adultos con TEA edad: 18-69 años |
Identificar la relación entre los problemas del sueño, los síntomas GI,
el funcionamiento social, los rasgos del TEA y el apoyo social en la calidad
de vida. |
Aplicación de cuestionarios e inventarios. Análisis estadístico: regresión lineal múltiple. |
86% (n=92) presentaron síntomas GI en los últimos 3 meses. Síntoma GI ↑ frecuente: diarrea: 61.7 % participantes (n=66) r≠síntomas GI y rasgos de TEA con la calidad de vida. |
Leader, G. et al., 2022 (29) |
n=95 participantes (niños y adolescentes) diagnosticados con TEA Edad: 2-18 años |
Identificar la frecuencia de los problemas afectivos y cómo se
relacionaban con condiciones concurrentes en niños y adolescentes con TEA. |
Aplicación de inventarios. Análisis estadístico: correlación
de Pearson, t de Student, regresión lineal. |
85% (n=81) manifestaron síntomas GI. Síntoma GI ↑ frecuente: estreñimiento, diarrea. 69.5 % niños: rango clínico para problemas afectivos. |
Chen et al., 2022 (30) |
n=82 participantes con TEA; 31 participantes del grupo control (desarrollo típico), edad: 6-25
años. |
Examinar el microbioma intestinal en personas TEA y analizar la
asociación con problemas emocionales y GI. |
Análisis de muestras fecales de todos los participantes con
secuenciación de ARNr 16S V3-V4 (análisis de microbioma). Análisis estadístico: modelo lineal generalizado. |
Síntomas GI ↑ frecuentes: distensión abdominal, sensación de vacío,
náuseas y plenitud posprandial. R≠síntomas GI y TEA-microbiota. Sin diferencias significativas en la riqueza bacteriana, diversidad de
las comunidades microbianas entre ambos grupos. Grupo TEA: ↑Fusobacteria ↑Fusobacteriaceae ↑Fusobacteriaceae ↑Fusobacterium ↑Prevotellaceae ↓Turicibacter ↓Erysipelotrichaceae UCG 003 ↓Clostridiaceae1 ↓Clostridium sensu stricto 1 ↓Spiroforme DSM 1552 Sin diferencias en F/B |
Şengüzel et al., 2020 (31) |
n=46 participantes TEA Edad: 2-10 años. 2 grupos: 2-5 años (n=26) y 6-10
años (n= 20) |
Identificar los factores predisponentes de los trastornos alimenticios
y efectos de los alimentos consumidos en niños con TEA. |
Aplicación de inventarios a los padres, toma de medidas
antropométricas, anamnesis. Análisis estadístico: t de Student. |
Problemas GI ↑ frecuentes: Grupo de 2-5 años: estreñimiento 30.8 % (8 niños). Grupo de 6-10 años: estreñimiento 15% (3 niños). Otros problemas GI: diarrea, queja de gases, indigestión, reflujo y
vómitos después de comer. |
Tabla 1. Características de los
estudios revisados con relación al objetivo 1 del artículo.
M: mujeres, H: hombres, TEA:
Trastorno del Espectro Autista, GI: gastrointestinal, ARNr: ácido ribonucleico
ribosomal, ↑: más frecuente o incrementado, ↓: menos frecuente o decrementado,
r+ correlación positiva, r≠ sin correlación, F/B: Firmicutes/ Bacteroidetes.
En cuanto al segundo objetivo de esta revisión, los
reportes que asociaron el diagnóstico de TEA y la composición de la microbiota
intestinal, en tres de los cuatro estudios se encontraron diferencias
significativas en la composición del microbioma intestinal en personas con TEA32-34 comparado con el grupo control (Tabla 2).
En uno de los trabajos32 analizados para este objetivo se reportó que la prevalencia de bacterias
del género Bifidobacterium estaba disminuida en personas con TEA.
También, la proporción de Firmicutes/Bacteroidetes (F/B), en tres de los
estudios analizados no reportaron diferencias en los grupos TEA en comparación
con niños neurotípicos.30,33,34 Por el contrario, en otro estudio32 sí se reportaron diferencias significativas en la relación Firmicutes y
Bacteroidetes (F/B) entre los grupos TEA y control, donde el grupo TEA presentó
una menor proporción de estos microorganismos.
Otro grupo importante de bacterias a nivel de género
es el Clostridium, donde tres de los cuatro estudios32-34 analizados presentaron una mayor abundancia de cepas de este género. Este
tipo de bacteria puede producir neurotoxinas que ejercen un efecto sistémico en
el ser humano, por lo que si se modula la microbiota intestinal reduciría esta
bacteria, mejorando algunos síntomas del autismo.41
Referencia |
Muestra |
Objetivo |
Metodología |
Resultados |
Ye et al., 2021 (32) |
n=71 participantes grupo TEA,
n=18 grupo control Edad: 3 a 6 años, H |
Comparar la composición del
microbioma intestinal entre niños con TEA y controles neurotípicos. |
Aplicación de cuestionarios,
recolección de información demográfica. Análisis de muestras fecales, por
secuenciación del gen ARNr 16S y la secuenciación metagenómica. Análisis estadístico: ANOVA, Chi Cuadrado,
Kruskal-Wallis y las pruebas t de Welch. |
Diferencias significativas en la composición del microbioma intestinal
entre ambos
grupos. Grupo TEA: ↑ Firmicutes ↑Proteobacteria ↑Actinomycetes ↓Bacteroidetes ↓Bifidobacterium Clostridium: ↑Eisenbergiella, Faecaliba
cterio, y Blautia Diferencias significativas en la relación (F/B) entre los grupos TEA y
control. |
Ding et al., 2020 (33) |
n=127 participantes edad: 2-7 años. Grupo TEA:
n=77 Grupo control: n=50 |
Caracterizar los perfiles de
microbiota intestinal en niños con TEA en comparación con niños neurotípicos |
Aplicación de cuestionarios. Recolección de muestras fecales. Extracción ADN genómico mediante
el método de CTAB. Cuantificación de PCR. Análisis estadístico: T
independiente y ANOVA 1 vía. |
Diferencias significativas en la
composición de microbiota intestinal del grupo TEA (> biomasa, riqueza y
biodiversidad) en comparación al grupo control. ↑ Clostridiales no identificada ↑ Lachnospiraceae,
Erysipelotrichaceae, Dorea, Collinsella y Lachnoclostridium Abundancia relativa de: ↓ Bacteroides (género) ↓ Faecalibacterium ↓ Parasutterellay ↓ Paraprevotella Sin diferencias significativas en
la relación (F/B) entre los grupos TEA y control. |
Li et al., 2019 (34) |
n=89 participantes (niños con sus
madres) grupo TEA: n=59 edad: 2-7 años 26–38 años (madres) grupo control: n=30 edad: 2-10 años, 27–42 (madres) |
Comparar las relaciones entre los
perfiles del microbioma intestinal de los niños con TEA y los de sus madres |
Análisis demuestras fecales:
secuenciación del gen del ARNr 16S Análisis estadístico: H de
Kruskal-Wallis y las pruebas t de Welch |
Diferencias significativas en la
composición del microbioma intestinal entre ambos grupos. Grupo TEA: 50 % (n=30)
presentaron en su historia problemas GI y las madres solo el 29% (n=17). Sin diferencias en (F/B) en ambos
grupos (TEA y niños neurotípicos). Grupo TEA: ↑ Clostridium ↑ Streptococcus ↑ Parabacteroides johnsonii |
Tabla 2. Características de los
estudios revisados con relación al objetivo 2 del artículo.
M: mujeres, H: hombres, TEA:
Trastorno del Espectro Autista, GI: gastrointestinal, ARNr: ácido ribonucleico
ribosomal, ↑: más frecuente o incrementado, ↓: menos frecuente o decrementado, r+
correlación positiva, r≠ sin correlación, CTAB: bromuro de cetiltrimetilamonio,
F/B: proporción de Firmicutes/ Bacteroidetes.
Con relación al tercer objetivo, el cual corresponde
a explorar las intervenciones enfocadas en modificar o paliar síntomas GI en
personas con TEA se encontró que, en cuatro estudios de los cinco revisados
para este objetivo, los síntomas GI mejoraron (Tabla 3). Estas intervenciones
fueron por un tratamiento de trasplante fecal o MTT,35 por administración de probióticos,36,37 por el consumo de una dieta baja en FODMAP;38 así como, por la administración de suplementos dietéticos como
L-carnosina.39
Por otra parte, como parte del tercer objetivo
también se exploraron cuáles fueron las intervenciones que modificaron
comportamientos asociados o característicos del TEA, encontrando que tres de
los seis estudios revisados reportaron cambios en la conducta de los
participantes autistas.35-37 En este estudio35 se reportó que la administración de la terapia de MTT propició cambios en
la conducta presente en el TEA. Se encontró una asociación entre los cambios de
comportamiento y la mejora de síntomas GI. En los estudios36,37 sí se reportaron cambios en el comportamiento, tales como: irritabilidad,
estereotipias, hiperactividad y letargo. En otro estudio38 no se reportaron cambios en conductas autistas por administración de una
dieta baja en FODMAP. En el metaanálisis39 no se reportaron cambios significativos en la conducta por la
administración de L-Carnosina (un tipo de nutracéutico compuesto de ß-alanina y
L-histidina). Por último, en otro metaanálisis40 tampoco se encontró evidencia para asociar la gravedad de síntomas TEA
con el consumo de pre o probióticos.
Referencia |
Muestra |
Objetivo |
Metodología |
Resultados |
Kang et al.,
2019
(35) |
n=18
participantes con TEA Edad: 7-17
años |
Identificar
el efecto terapéutico del trasplante de microbiota fecal (FMT) en el cambio
del microbioma intestinal disbiótico con presencia de alteraciones GI en
pacientes con TEA en un estudio de seguimiento tras dos años. |
Aplicación de
cuestionarios y consentimientos a los padres del estudio anterior. Análisis de
muestras fecales, secuenciación del gen 16S ARNr Análisis
estadístico: U de Mann-Whitney, Wilcoxon y correlación de Spearman. |
Se
mantuvieron las mejoras en los síntomas GI (dolor abdominal, indigestión,
diarrea y estreñimiento). ↓ 58 % de
síntomas GI ↓26 % en el %
de días de deposiciones anormales Abundancia
relativa: ↑ Bifidobacterias
↑ Prevotella
r+: Mejora de
síntomas GI por MTT cambios en comportamiento (gravedad) en niños con TEA |
Arnold et
al., 2019 (36) |
n=10
participantes con TEA, ansiedad y síntomas GI. Edad: 3-12
años. Grupo probiótico-placebo:
n=6 Grupo
placebo- probiótico: n=4 |
Realizar un
ensayo piloto aleatorizado de síntomas GI dirigido a probióticos para la
calidad de vida en personas con TEA |
Aplicación de
cuestionario para evaluar síntomas GI. Administración
de probióticos de 8 semanas cada uno con VISBIOME y placebos separados. Análisis de
muestras fecales, identificación bacteriana secuenciación 16S ADNr V4. Análisis
estadístico: tamaño del efecto para la diferencia de grupos. |
El
tratamiento fue seguro (sin eventos adversos graves); mejoró la salud GI de
niños con TEA. El tamaño del
efecto del cuestionario de síntomas GI fue moderado, d =0,49. La medida de
estabilidad emocional/ansiedad fue el PRAS-ASD y no fue estadísticamente
significativo. r= abundancia
relativa de Lactobacillus |
Sanctuary et
al., 2019 (37) |
n=8
participantes con TEA y con antecedentes de síntomas GI edad: 2 a 11
años 2 grupos: Grupo
combinado (BCP + B. infantis) Grupo BCP
(calostro bovino) |
Evaluar la
tolerancia de un probiótico (Bifidobacterium infantis) junto con un
producto de calostro bovino. |
Recolección
de muestras: muestras de sangre periféricas para ensayos celulares, orina y
heces. Análisis de
muestras fecales, extracciones de ADN fecal. Análisis
estadístico: muestras pareadas de t de Student |
Síntomas GI:
62.5% presentaban diarrea funcional (n=5), 25% estreñimiento funcional (n=2)
y ambos (n=1). 87.5% (n=7)
mostró alguna mejora en los síntomas GI en el tratamiento exclusivo de BCP. El 100% (n=8)
exhibieron alguna mejoría en síntomas GI con el tratamiento combinado. No se
reportaron cambios globales en los perfiles de metabolitos fecales, urinarios
o séricos. Cambios
conductuales: Sin
diferencias significativas en los comportamientos adaptativos (autocuidado). ↓irritabilidad,
estereotipia e hiperactividad: BCP ↓ letargo:
BCP+B |
Nogay et al.,
2021
(38) |
n=15
participantes. Edad: 6-17 |
Evaluar el
efecto de una dieta FODMAP sobre los problemas gastrointestinales y de
comportamiento en niños con TEA. |
Evaluación
nutricional, de comportamiento y GI a través de cuestionarios. Análisis
estadístico: U de Mann-Whitney.
Pre y post-test: prueba de rango con signo de Wilcoxon. |
El grupo de
FODMAP tuvo un alivio significativo en algunos problemas GI en comparación a
la línea base y el grupo control. La dieta
FODMAP no tuvo un efecto significativo sobre los problemas de conducta. |
Abraham et
al., 2021 (39) |
n=3 estudios
incluidos para el metaanálisis |
Evaluar el
efecto de la L-carnosina en el tratamiento del TEA en niños. |
Pautas PRISMA |
Sin
diferencias significativas entre los grupos de L-carnosina y placebo en la
escala de calificación de autismo de Gilliam (GARS) y en su socialización,
conducta, comunicación; ni en la escala de calificación del autismo infantil
(CARS) |
Song et al.,
2022
(40) |
n= 3 estudios
incluidos para el metaanálisis, realizados en hospitales |
Explorar si
los probióticos y prebióticos en la literatura pueden mejorar la gravedad de
los síntomas en el TEA y problemas GI y otras comorbilidades. |
Incluyeron
ensayos clínicos controlados. Criterios
Cochrane para revisiones sistemáticas |
Gravedad de
síntomas TEA: sin diferencias. Gravedad de
problemas GI: no hubo mejoras significativa en la severidad de los síntomas
GI en los grupos probióticos, prebióticos y placebo. |
Tabla 3. Características de los
estudios revisados con relación al objetivo 3 del artículo.
↑: más frecuente o incremento, ↓: menos
frecuente o decremento, PRAS-ASD: Parent-Rated Anxiety Scale, escala de
ansiedad calificada por los padres para jóvenes con TEA.
4. Discusión
La información analizada con relación al primer objetivo de este trabajo
señala que las personas diagnosticadas con TEA presentan alteraciones GI,
siendo el estreñimiento el síntoma más frecuente,28-31 seguido de
la diarrea.29,30,37 Esto
coincide con el metaanálisis9
donde se reportó que el estreñimiento, diarrea y
dolor abdominal fueron los trastornos GI más frecuentes. Además, los niños con
TEA tenían hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar alteraciones GI
en comparación con los niños de desarrollo neurotípico.
Se sabe que el estreñimiento per se no es una
enfermedad, sin embargo, se considera una alteración GI muy frecuente y que, en
algunos casos, resulta ser un síntoma principal para diagnosticar una
enfermedad. El estreñimiento se puede definir como un trastorno del tracto GI,
que resulta en la dificultad para defecar, acompañado de dolor y rigidez.41 El
estreñimiento crónico se considera propiamente como una enfermedad GI. La
etiología del estreñimiento ya sea como síntoma o alteración GI, responde a la
desregulación de la actividad neuromuscular dentro del colon y del recto, que a
veces se le suele llamar estreñimiento funcional.42 Se tiene que
explorar en estudios preclínicos si la disbiosis de la microbiota GI propicia
estos episodios de estreñimiento, como puede ocurrir a través de una
señalización que altera a las neuronas y capas del SNE del colon.
Por otra parte, la mayoría de los estudios
consultados para esta revisión no exploraron hábitos alimenticios al momento de
evaluar variables asociadas a síntomas GI. Se ha reportado que los niños con
autismo pueden presentar selectividad alimentaria;43,44 por ejemplo,
hay una preferencia por alimentos de consistencia blanda como purés, teniendo
un efecto directo sobre la calidad de la dieta, déficits nutrimentales e incluso
dificultades motoras orales y disfagia.45
La etiología de estos síntomas GI suele apuntar a la
disbiosis de la microbiota que parece estar implicada en la gravedad de las
conductas de personas con TEA, es decir, que intensifican comportamientos como
las estereotipias o la irritabilidad. Sin embargo, en los estudios analizados
existe una heterogeneidad al momento de evaluar los síntomas o alteraciones
gastrointestinales por la variabilidad de los instrumentos empleados en las entrevistas,
así como las muestras de personas con TEA (por ejemplo, la cantidad de los
participantes en las cohortes). También se debe señalar como limitación en esta
revisión que no se tomó en cuenta la edad de los participantes al momento de
elegir los criterios de inclusión, por lo que sólo un estudio fue realizado en
adultos con autismo,28
los cuales presentaron una alta incidencia de
síntomas GI.
De esta manera, se sugiere la creación de nuevas
herramientas o el consenso de los criterios de diagnóstico para la evaluación
de las alteraciones gastrointestinales, por ejemplo, como los criterios que
propone Rome IV para diagnosticar trastornos o síntomas GI.
Con relación al segundo objetivo de esta revisión,
que es la asociación entre los síntomas GI y la composición de microbiota
intestinal, se encontró que la prevalencia del género Bifidobacterium
estaba disminuida en personas con TEA.32 Estas
bacterias, cuya ubicación principal es el intestino grueso, son parte de la
microbiota intestinal y desempeñan un papel importante en la digestión de
componentes no digeribles de los alimentos, como la fibra dietética,
polisacáridos, oligosacáridos dietéticos complejos.46
De acuerdo con la propuesta de la biogeografía de
las bacterias,47
en el ser humano se propone que la heterogeneidad
bacteriana varía según su localización, encontrando cinco filos dominantes de
bacterias: Bacteroidetes, Firmicutes, Actinobacteria, Proteobacteria y Verrucomicrobia.
Estas difieren según la región del tracto intestinal en la que habitan, y por
las condiciones fisiológicas del hábitat (acidez, pH, disponibilidad de
nutrientes y concentración de oxígeno). Por lo tanto, es relevante considerar
cuando un género específico de bacteria se encuentra en disbiosis, incrementada
o disminuida, sea el caso, es por la participación que tiene en el correcto
funcionamiento GI.
La literatura ya ha reportado estudios donde apunta
que la microbiota intestinal está alterada en niños con autismo.48-50 Se ha
encontrado que la microbiota de niños con TEA es menos diversa y presenta
niveles bajos de Bifidobacterium y Firmicutes,46,49 así como
niveles altos de Bacteroidetes, Lactobacillus, Clostridium.
Asimismo, se ha reportado una menor abundancia de Prevotella, Coprococcus.48
Los dos filos bacterianos más importantes que
predominan en la microbiota intestinal del ser humano, y constituyen alrededor
del 90% de la población microbiana, son Firmicutes y Bacteroidetes
(F/B). La relación F/B se suele reportar frecuentemente porque sirve como un
cociente asociado de la presencia de estas bacterias con varias condiciones
patológicas, entre ellas el autismo y la obesidad;51,52 seguidas por
los filos Proteobacteria, Actinobacteria y Verrucomicrobia.53 Sin embargo,
en tres de los cuatro estudios consultados, no se reportaron diferencias en los
grupos TEA a nivel de proporción Firmicutes/Bacteroidetes,30,33,34 en contraste
con la muestra de los participantes neurotípicos. Estos dos filos de bacterias
son de los más abundantes en el intestino del ser humano, cumpliendo una
función elemental como la de metabolizar los carbohidratos y ayudar a mantener
el equilibrio del eje intestino-cerebro-microbiota.
Los niños con TEA, en comparación con niños
neurotípicos, presentaron disbiosis en algunos grupos de bacterias del género Clostridium.
Las Clostridium son conocidas por estar asociadas a la producción de
neurotoxinas, ejerciendo efectos sistémicos o en sangre, así como una
exacerbación de síntomas conductuales que justamente coinciden con problemas
GI.54 Se ha
postulado en algunos estudios que algunas bacterias, incluso levaduras, pueden
producir ciertos neurotransmisores, tal es el caso de la serotonina producida
por Streptococcus, Enterococcus y Candida55,56 o de GABA
por las bacterias Lactobacillus y Bifidobacterium.57 Estos
neurotransmisores pueden inducir la liberación de sustancias moduladoras de la
señal del SNE, así como controlar funciones fisiológicas y la conducta a través
del eje microbiota-intestino-cerebro.
En el estudio revisado,30 la
prevalencia de las bacterias del filo Firmicutes y Clostridium se
encontraban disminuidas. Estas bacterias fueron: Turicibacter, Erysipelotrichaceae
UCG 003, Clostridiaceae 1, Clostridium sensu stricto 1 y Spiroforme
DSM 1552. En otro estudio consultado34 tanto Clostridium
y Streptococcus se encontraban incrementadas. Este tipo de bacterias no
son invasivas; sin embargo, las toxinas que son secretadas por estas bacterias,
a través de un mecanismo de señalización endocrino, logran atravesar la barrera
intestinal y diseminarse a través de la circulación sanguínea hacia los
órganos. La barrera intestinal funge como un sistema protector que se encuentra
en el revestimiento del tracto gastrointestinal y cumple funciones como la
absorción de nutrientes, regulación de la inmunidad y protección ante
patógenos.58
En este estudio,33 se encontró
que la prevalencia de Erysipelotrichaceae (del filo Firmicutes)
fue mayor, mientras que Faecalibacterium (bacteria del orden Clostridiales)
fue menor en una cohorte de niños con TEA grave en contraste con niños con TEA
leve. La relevancia de estas dos cepas es que están relacionadas con la
producción de metabolitos en el intestino, denominados ácido butírico y
triptófano. El ácido butírico es un ácido de cadena corta, producto de la
fermentación de carbohidratos y proteínas. Éste se encarga de la oxidación de
ácidos grasos, así como estar relacionado con la función mitocondrial59 debido a su
contribución a la fuente de energía de las células intestinales, su efecto
benéfico en el epitelio intestinal se debe a que ejerce un efecto trófico y
antiinflamatorio.60 Por otro lado, el triptófano es un
aminoácido esencial, necesario para la producción de la serotonina.33
Con esto en mente, los niveles desregulados de ácido butírico y triptófano han
sido asociados con la integridad de la barrera intestinal y la función inmune,
correlacionado con la gravedad o intensificación de algunas manifestaciones del
autismo.
Conforme a lo descrito anteriormente, tomando la
literatura de referencia y estos resultados analizados, se destacan: la
presencia de bacterias beneficiosas, como Bifidobacterium, y la
abundancia de bacterias potencialmente perjudiciales, como Clostridium,
que sugieren la posibilidad de disbiosis en algunas personas con TEA. Asimismo,
algunas de las discrepancias en los resultados de estos estudios a nivel de F/B
pueden deberse a varias razones, como diferencias en las poblaciones
estudiadas, el tipo de dieta, ingesta de medicamentos impostergables, técnicas
de secuenciación utilizadas, entre otros factores. Quedaría como sugerencia
realizar una revisión a la par de la composición de grupos de bacterias y el
metabolito al que se encuentra asociado para tener una comprensión más profunda
del funcionamiento del eje microbiota-intestino-cerebro.
Sobre el tercer objetivo considerado en la presente
revisión, la literatura reporta que el microbioma intestinal podría ser una
potente diana terapéutica para paliar o mejorar la salud en personas con
desórdenes neuropsiquiátricos o de neurodiversidad a través de la
administración de pre y probióticos, modificaciones en su dieta e incluso
intervenciones como el trasplante de microbiota fecal.
Con relación al trasplante de microbiota fecal, en
Canadá y USA este procedimiento está regulado por ser considerado un “medicamento
biológico”,61,62 el cual
consiste en que se toman ciertas bacterias saludables (microbiota) de las heces
de un donante que fue seleccionado previamente y luego, se transfieren al colon
del receptor a través de una colonoscopia o una endoscopia digestiva alta.63 El estudio
revisado que realizó el procedimiento llamado MTT35 consistió en
el cambio del microbioma intestinal disbiótico, con antecedentes de alteraciones
GI, en un grupo de pacientes con TEA. Como resultado, estos pacientes mostraron
una mejoría en los síntomas GI, tales como: dolor abdominal, indigestión,
diarrea y estreñimiento. Asimismo, en este estudio se observó un incremento de Bifidobacterias
y Prevotella tras el MTT.
Por un estudio anterior,48 se dio a
conocer que la Prevotella fue menos abundante en las heces de niños con
TEA en comparación con niños neurotípicos. La Prevotella está implicada
en la síntesis de butirato. Como se mencionó anteriormente,59,60 el butirato
o ácido butírico es un ácido graso de cadena corta que desempeña un papel
importante en la salud intestinal, incluyendo la regulación de la inmunidad
intestinal.48 Es una
fuente de energía para las células del colon64 y tiene
propiedades antiinflamatorias. En el estudio analizado para esta revisión,35 que resultó
ser un estudio de seguimiento, también se reportó que la Prevotella se
encontraba incrementada y los síntomas relacionados con el autismo mejoraron
aún más después de finalizar el tratamiento.
Otra intervención importante también es la
nutrimental. En esta revisión se encontró que, en un estudio36 sobre
suplementación con probióticos que contenían Lactobacillus y Bifidobacterium
encontraron que el tratamiento brindó una mejora en la salud GI de niños con
TEA.
En otro estudio,37 se evaluó la
tolerabilidad de un probiótico que contenía Bifidobacterium infantis y
calostro bovino (BCP) en una muestra de individuos con TEA que también tenían
problemas GI. Uno de los resultados reportados fue el efecto favorable sobre
los problemas GI: el probiótico que contenía Bifidobacterium infantis y
calostro bovino resultó en un efecto positivo sobre los problemas
gastrointestinales en la muestra de individuos con TEA. Esto sugiere que el
probiótico podría tener un impacto beneficioso en la salud gastrointestinal de
este grupo de pacientes. Aunque el probiótico fue bien tolerado en general, se
informó la presencia de gases leves como un efecto secundario. Las flatulencias
o la presencia de gases es un efecto común asociado con la toma de probióticos
en algunas personas y, por lo general, no se considera un efecto adverso grave.
En este estudio también se reportaron cambios conductuales en el grupo de
tratamiento sólo con BCP. Se reportó una reducción significativa en ciertos
comportamientos aberrantes según el cuestionario ABC, que incluyeron reducción
de la irritabilidad, estereotipias e hiperactividad. Estos resultados sugieren
que el tratamiento con BCP podría tener un impacto positivo en la conducta de
los individuos con TEA.
En el estudio38 se
administró una dieta baja en FODMAP a individuos con TEA y se reportó que hubo
un alivio significativo en problemas GI. Esto sugiere que la reducción de
ciertos carbohidratos fermentables en la dieta, que pueden provocar la
producción de gases y distensión abdominal, puede ayudar a mejorar los síntomas
GI en personas con TEA que presentan problemas GI. Se sabe que una causa
probable de la fermentación de la FODMAP es por las bacterias intestinales.
Estas bacterias al inducir un proceso de fermentación generan una mayor
producción de gases, por ejemplo, mayor producción de dióxido de carbono y de
metano, generando distensión abdominal y, por tanto, flatulencias.65
Aunque la dieta baja en FODMAP tuvo un impacto
positivo en los síntomas gastrointestinales, no se observaron mejoras
significativas en los problemas de conducta en la muestra estudiada. Esto
sugiere que, al menos en este grupo, la dieta no influyó de manera
significativa en los comportamientos relacionados con el TEA. De este ensayo
clínico, se pude destacar que como limitaciones tiene el tamaño de la muestra y
la variabilidad individual en la respuesta a las intervenciones, por lo que no
resulta válido hacer generalizaciones amplias.
También, en el metaanálisis de ensayos controlados
aleatorios revisado39, se reportó que en tres de los
cinco estudios analizados no encontraron diferencias significativas entre los
grupos de L-carnosina y placebo según la escala de calificación de autismo de
Gilliam (Gilliam autism rating scale-GARS). Dicha escala contiene tres
subescalas que son: de conducta, comunicación y socialización. Se reportaron
algunas modificaciones en la mejora de síntomas TEA, a dosis recomendadas de
L-carnosina como 800 mg, 500 mg, 10-15 mg/kg, presentando hiperactividad debida
a un tratamiento combinado de L-carnosina y risperidona.
Por otra parte, otro metaanálisis revisado40 reportó que
no se encontraron diferencias en los ensayos clínicos donde los probióticos y
los prebióticos administrados no mejoraron la gravedad de los pacientes con
TEA, ni sus síntomas GI. Cabe señalar que estos estudios tienen una principal
diferencia, como el período en el cual se administraron los prebióticos y
probióticos porque difieren entre ellos (uno fue por un mes, otro por tres
meses y medio y, el más largo por seis meses). Esta heterogeneidad de duración
de los tratamientos también pudo contribuir a los resultados presentados.
Toda esta información muestra que las alteraciones
en la microbiota intestinal o una disbiosis son heterogéneas en las personas
con autismo.30 Estas
diferencias podrían deberse a cuestiones metodológicas en los grupos de los
estudios: rangos de edades, hábitos alimenticios que varían por la cultura,
países de origen, estilos de vida, etc. Y si bien es cierto, un perfil
bacteriano es único en cada sujeto, varía en una misma persona por diversos
componentes como: cambios ambientales, hábitos de alimentación, edad, etc.
De los seis estudios revisados, tres35,37,39 sugieren una
relación entre los síntomas GI en personas con TEA y la mejora en la gravedad
de ciertos comportamientos, como estereotipias, irritabilidad e hiperactividad,
que resultan importantes en la comprensión de la interacción entre la
microbiota intestinal, el sistema gastrointestinal y el sistema nervioso en
individuos con TEA. Esta evidencia sugiere que la microbiota intestinal puede
influir en la función del SNC a través de la comunicación del eje
microbiota-intestino-cerebro. Por otra parte, los cambios en la composición y
actividad de la microbiota intestinal pueden afectar la producción de
neurotransmisores y compuestos que influyen en el estado emocional y el
comportamiento. Esto podría explicar por qué la mejora de algunas alteraciones
gastrointestinales se asocia a veces con una reducción en la gravedad de
ciertos comportamientos en personas con TEA.
Toda esta información aquí expuesta sobre la
relación entre los microorganismos intestinales y la gravedad de los síntomas
del TEA sugiere que la microbiota podría servir como un indicador biológico
para el agravamiento de los síntomas. Esto tiene el potencial de llevar a
enfoques terapéuticos que se centran en la modulación de la microbiota
intestinal para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA.
5. Conclusión
Los resultados analizados en esta revisión indican que sí existe una
relación entre las alteraciones o síntomas GI, y en algunas personas con TEA.
También estos resultados apuntan a que sí hay una asociación entre la disbiosis
de la microbiota intestinal y estas alteraciones GI en individuos con TEA.
Las conclusiones se pueden agrupar según los tres
objetivos propuestos para esta revisión. La primera sería sobre la relación
entre alteraciones GI y TEA: los síntomas o alteraciones GI tienen una
comorbilidad con el diagnóstico de autismo o personas que tienen TEA,
resultando en ser una preocupación importante en esta población.
La segunda sería sobre la relación entre el autismo
y la composición de la microbiota intestinal. Se ha observado que las personas
con TEA presentan una composición disbiótica de la microbiota intestinal, junto
con una actividad alterada. Esto significa que hay cambios en la composición y
el funcionamiento de la microbiota intestinal en individuos con TEA en comparación
con personas neurotípicas.
Y finalmente, la tercera sería sobre la relación
entre las intervenciones que apuntan a modificar algunos comportamientos
asociados al TEA (tales como estereotipias, irritabilidad) o mejorar síntomas
GI, según la composición de la microbiota intestinal. Se reportó que las
intervenciones a través de suplementos como probióticos, tipos de dieta o
trasplante de microbiota fecal pueden aliviar las alteraciones GI en personas
con TEA. Además, se analizó la evidencia de que estas intervenciones pueden
modificar la gravedad de comportamientos como las estereotipias, hiperactividad
o la irritabilidad en individuos con TEA.
6. Agradecimientos
Se agradece al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías
(CONAHCyT) de México por el apoyo otorgado a través del Programa de Becas
Nacionales a FMJCS (No. CVU: 1036810), al Instituto de Investigaciones
Cerebrales (IICE) de la Universidad Veracruzana, así como a la asociación
peruana Liceo Contextual.
7. Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.
8.
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