Reporte de caso
Conducta
de tigmotaxis en un niño con autismo
Thigmotaxis behavior in a child with
autism
1Salvador Zepeda Esquivel, 2María
Elena Hernández Aguilar, 2María Rebeca Toledo Cárdenas, 2Deissy
Herrera Covarrubias, 2Genaro A. Coria Ávila, 2Luis I.
García Hernández, 3María Salomé Alejandre Apolinar, 3Hugo
Amores Pérez, 3Irma Angélica García González, 2*Jorge
Manzo Denes.
1Doctorado en Investigaciones Cerebrales, Universidad Veracruzana,
Xalapa, Ver., México.2Instituto de Investigaciones Cerebrales,
Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver., México.3Instituto Tecnológico
Superior de Xalapa, Xalapa, Ver., México.
*Correspondencia: Dr. Jorge Manzo-Denes.
Instituto de Investigaciones Cerebrales, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz,
México. C.P. 91010. Correo electrónico: jmanzo@uv.mx
DOIhttps://doi.org/10.25009/eb.v15i37.2628
Recibido:
26 febrero, 2024 | Aceptado: 13 marzo, 2024
Resumen
Este trabajo inició con el diseño de un aula destinada a
realizar pruebas de campo abierto (PCA) en humanos, donde se registró la
conducta de tigmotaxis en un niño con trastorno del espectro autista (TEA);
siendo este el primer reporte de su tipo en la literatura. A lo largo de un
año, un grupo de niños con TEA y otro de niños neurotípicos interactuaron con
un robot en una PCA. El objetivo fue registrar semanalmente las variaciones en
la ubicación espacial de los niños y examinar cómo la presencia del robot
influía en dichas variaciones. Uno de los participantes con autismo (S4) mostró
tigmotaxis de manera persistente, moviéndose cerca de las paredes del área de
prueba. Este comportamiento, previamente documentado en estudios con animales,
se considera un indicador de ansiedad. Aunque el interés de S4 por el robot
aumentó con el tiempo, el comportamiento tigmotáctico permaneció sin cambios,
lo que sugiere un patrón de respuesta resistente a estímulos externos. Nuestros
hallazgos sugieren que la actividad neuronal que subyace a la ansiedad,
presente en estructuras como la amígdala y el núcleo de la estría terminal, parece
no responder a estímulos enfocados en la atención, en este caso al robot. En
conclusión, la tigmotaxis observada en S4 implica que este comportamiento en la
condición estudiada es estable y no se ve influenciado por factores ambientales
externos. No obstante, se sugiere que el estudio específico de la tigmotaxis
puede servir como una medida confiable de ansiedad en el autismo, de manera
similar a su aplicación en especies no humanas. Con ello, esta investigación
destaca el potencial de la conducta de tigmotaxis y de las PCA como
herramientas apropiadas para analizar la ansiedad en niños con autismo.
Palabras clave: TEA, prueba de campo abierto,
ansiedad, interacción robótica.
Abstract
This study started with the design of a
classroom for conducting Open Field Tests (OFT) in humans, where we recorded
thigmotactic behavior in a child with autism, marking the first report of its
kind in the literature. Over the course of a year, a group of children with
autism and another of neurotypical, interacted with a robot in the OFT. The aim
was to weekly document changes in the spatial location of the children and its
alteration by the robotic stimulus. One of the children with autism (S4)
displayed persistent thigmotaxis, moving close to the classroom walls. This
behavior, previously documented in animal studies, is considered indicative of
anxiety. Although S4's interest in the robot increased over time, the
thigmotactic behavior remained unchanged, suggesting a pattern resistant to
external stimuli. These findings suggest that the neural activity underlying
anxiety, present in structures such as the amygdala and the nucleus of the
stria terminalis, appears not to respond to attention-focused stimuli like
robotics. In conclusion, the thigmotaxis observed in S4 implies that such
behavior in this condition is stable and not influenced by external
environmental factors. However, we propose that the specific study of
thigmotaxis can serve as a reliable measure of anxiety in autism, similar to
its application in non-human species. Thus, our research highlights the
potential of thigmotactic behavior and the OFT as appropriate tools to analyze
anxiety in children with autism.
Keywords: ASD, open field test, anxiety, robotic
interaction.
1. Introducción
La tigmotaxis es un comportamiento descrito en
modelos animales, que se refiere a la tendencia de los sujetos a desplazarse
cerca de las paredes durante una prueba de campo abierto (PCA). Este
comportamiento se reporta comúnmente en roedores y peces, y es una herramienta
valiosa para analizar manifestaciones relacionadas con la ansiedad.1,2
Se han observado patrones similares en humanos, particularmente en individuos
con fobias o miedo.3,4 Sin embargo, no existen estudios que reporten
esta conducta en personas que tienen algún trastorno del desarrollo como el
autismo. En una observación casual, nuestro grupo de trabajo registró por
primera vez tigmotaxis en un niño diagnosticado con autismo. Este hallazgo
inesperado sugirió que la tigmotaxis también podría estar presente en humanos
con trastornos del desarrollo.
Durante varios años, nuestro laboratorio ha
estado a la vanguardia en la integración de avances tecnológicos para mejorar
el movimiento y las experiencias sensoriales en niños con autismo. En uno de
nuestros estudios, el enfoque involucró el uso de la consola Wii de Nintendo y
su programa de deportes como herramienta para estimular la actividad física de
niños con autismo. Estas sesiones interactivas se desarrollaron en un ambiente
controlado dentro de un aula, con el objetivo de estudiar su impacto en las
habilidades motoras y la integración sensorial.5
Los niños con autismo que participaron mostraron un patrón distintivo en sus
desplazamientos dentro del aula, lo cual identificamos como información
relevante para iniciar un estudio más detallado en colaboración con el
Instituto Tecnológico Superior de Xalapa (ITSX). El objetivo fue crear un
espacio adecuado para observar y analizar los patrones de movimiento de niños
con autismo de una manera controlada y cuantificable. Esta colaboración condujo
a la construcción, en las instalaciones del ITSX, de un aula equipada para
realizar PCA a la que llamamos Aula Bambú para Autismo (ABA, Figura 1). El ABA
incorpora un suelo sensible a la presión, desarrollado por estudiantes y
profesores del ITSX, capaz de detectar al sujeto de estudio tanto en reposo
como en movimiento. En el techo, una cámara estratégicamente ubicada captura
videos continuos de la vista completa del interior del ABA. Estos videos fueron
utilizados en este estudio para monitorear la posición espacial de los niños
dentro del aula.
El objetivo principal del trabajo original fue
investigar los efectos de un robot comercial (PowerMan de Lexibook, Les Ulis, Francia)
en la atención y los movimientos de los niños con autismo dentro del ABA, donde
se creó un entorno para la realización de PCA. Para ello, cada niño
participante, de manera individual se desplazaba libremente en el PCA durante
20 minutos, con el robot como único estímulo activo. Antes de que cada niño
participara, se proporcionó a los padres una explicación detallada de los
procedimientos del estudio. Posteriormente, se obtuvo el consentimiento
informado a través de sus firmas.
A lo largo de un año, los niños asistieron a
las sesiones de PCA una vez por semana. El estudio incluyó a niños
diagnosticados con autismo y también a neurotípicos. Después de analizar los
patrones de movimiento de los niños dentro de la PCA, se identificó un caso
notable. Entre los participantes, un niño con autismo exhibió un patrón
tigmotáctico distintivo que contrastaba con los movimientos del resto de los
niños. Este caso único llamó la atención, por lo que se reporta de manera
particular en este trabajo.
2. Caso
El sujeto de estudio, identificado como Sujeto
4 (S4), fue el cuarto participante en unirse al estudio. Se trata de un niño de
6 años con autismo Grado 1, quien no está recibiendo ningún tratamiento
farmacológico para tratar su condición y sigue un régimen alimenticio que
incluye vitaminas como suplementos dietéticos. Aunque ya tenía un diagnóstico
previo de autismo, al unirse al experimento se hizo una reevaluación para
confirmar dicho diagnóstico. Con este fin, se aplicaron: la Escala de
Inteligencia Wechsler para Niños (WISC-IV), la Entrevista Diagnóstica de
Autismo-Revisada (ADI-R) y la Escala de Observación Diagnóstica de Autismo
(ADOS-2), las cuales confirmaron su condición.
Al entrar al aula, S4 se colocaba de pie por
algunos segundos en el punto de inicio designado (Figura 1). El registro
comenzaba con la instrucción a S4 de moverse libremente dentro del ABA. Al
mismo tiempo, el robot, ubicado dentro de un área cerrada de 90 x 90 cm, se
activaba de forma remota. A lo largo de cinco minutos, el robot ejecutaba una
secuencia aleatoria de siete movimientos distintos: caminar hacia adelante,
caminar hacia atrás, girar a la derecha, girar a la izquierda, mirar a la
derecha, mirar a la izquierda y bailar. Esta secuencia se repetía cuatro veces,
sumando un total de 20 minutos de estimulación robótica. Durante toda la
sesión, la cámara superior registraba los movimientos del niño. Los videos
obtenidos se analizaron con el software de código abierto Tracker (https://physlets.org/tracker/).
El análisis de movimiento produjo una serie de
puntos acumulativos, un punto se generó cada cinco segundos representando la
ubicación del niño, específicamente de su cabeza. Una mayor densidad de puntos
indica una preferencia por permanecer en ese lugar. Para ilustrar el movimiento
de tigmotaxis, los datos se dividieron en tres períodos de cuatro meses cada
uno. Esta segmentación temporal permitió una observación detallada de los
patrones de movimiento del niño a lo largo del año. La manifestación del
comportamiento tigmotáctico de S4 se representa en la Figura 2.
Se observó que S4 pasó
una mayor cantidad de tiempo moviéndose cerca de las paredes en las PCA. Durante
el primer período de cuatro meses, el área cerca de la puerta fue el principal
punto de interés para S4, con solo una atracción marginal hacia la ubicación
del robot. Sin embargo, a medida que avanzó el estudio, se observó un cambio
notable en la preferencia espacial de S4. En el tercer período, el área de la
puerta, previamente un punto de alto interés, se volvió menos frecuentada. En
contraste, las áreas alrededor del robot, el pizarrón y la ventana eran objeto
de un interés aumentado, mientras que la distancia promedio entre S4 y el robot
mostró una disminución a lo largo del año. En el primer período, esta distancia
promedió alrededor de 2 metros, pero se redujo a 0.5 metros para el tercer
período. Sin embargo, la observación más consistente a lo largo del año fue el
comportamiento tigmotáctico de S4, caracterizado por su propensión a caminar
cerca de las paredes. Como se observa en la Figura 2, este patrón de movimiento
permaneció constante en los tres cuatrimestres del año.
3. Discusión
Por
primera vez, una PCA realizada en un niño con autismo revela patrones de
movimiento que muestran una conducta de tigmotaxis. Esta observación está en
línea con estudios previos en una variedad de especies, desde peces hasta
mamíferos,1,6,7 donde se
describe la tigmotaxis como un patrón observable incluso en condiciones de
laboratorio, lo que lo convierte en una medida adecuada para evaluar la
ansiedad.8 La presencia generalizada de este comportamiento en todo el
reino animal implica una base evolutiva, posiblemente relacionada con
mecanismos de sobrevivencia.
La manifestación de la tigmotaxis en un ser humano,
especialmente dentro del contexto del autismo, plantea consideraciones
importantes con respecto a la ansiedad. Esto cobra relevancia dado que diversos
estudios han demostrado una relación entre la tigmotaxis y la ansiedad en
humanos.9 Además, en el contexto del autismo, es común observar
comportamientos asociados con la ansiedad.10,11 Por lo tanto,
las observaciones de este estudio sugieren la presencia de algún grado de
ansiedad relacionada con la conducta de tigmotaxis observada. Estos hallazgos
probablemente también permitan develar nueva información de la conducta de
desplazamiento en PCA en diferentes sujetos, lo que requiere una mayor
atención.
Este estudio también arrojó datos sobre los cambios en las
ubicaciones espaciales y el interés progresivamente creciente hacia el robot en
el transcurso del año. Es notable que, a pesar de estos cambios en los procesos
de atención, el comportamiento tigmotáctico permaneció invariable.
Interpretando la tigmotaxis como una manifestación de ansiedad, nuestros
hallazgos sugieren que ni el estímulo robótico ni la exposición prolongada al ambiente
cada vez más familiar del aula fueron suficientes para aliviar esta forma de
ansiedad. Tradicionalmente, el manejo de la ansiedad en individuos con autismo
ha dependido de tratamientos farmacológicos,12 y aunque la
estimulación repetitiva ha mostrado ser prometedora en la mejora de varias
conductas en el autismo,5,13 las observaciones aquí reportadas indican que las bases
neurales de la ansiedad, que involucran estructuras como la amígdala y el
núcleo de la estría terminal,14 no responden a estímulos –en este caso un robot– enfocados
a la atención.
Así, este estudio propone que el comportamiento tigmotáctico
en el autismo representa un patrón fijo, que parece corresponder al concepto de
tigmotaxis como medida de ansiedad en animales. La estabilidad de esta conducta
sugiere un potencial como herramienta en el autismo, aportando un enfoque
novedoso para entender y cuantificar los niveles de ansiedad en esta población.
Estas observaciones no solo contribuyen a un mayor conocimiento sobre el
autismo, también abren el camino para futuras investigaciones que exploren la
utilidad de la PCA y la tigmotaxis en niños para estudios conductuales tanto en
el autismo como en el desarrollo neurotípico y otros trastornos del
neurodesarrollo.
4. Conflicto de intereses
Los
autores declaran no tener conflictos de interés.
5. Agradecimientos
Esta
investigación fue financiada por la Beca Conahcyt 761616 a SZE, y por el
donativo Coveicydet No. 1011 2030/2023 a MSAA.
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